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EE.UU.

El vicepresidente Cheney defiende el uso de torturas contra los enemigos

Por Miguel MartorellTiempo de lectura2 min
Internacional21-12-2008

El presidente saliente de Estados Unidos, George W. Bush, entonó el mea culpa respecto a ciertas políticas que ha mantenido durante su mandato en la Casa Blanca. Sin embargo, el vicepresidente, Dick Cheney, ha hecho una férrea defensa de algunas de las acciones más polémicas de la Administración Bush, mostrándose a favor, incluso, de ciertas técnicas de tortura aplicadas a los sospechosos de terrorismo.

"En la cuestión de la llamada tortura, nosotros nos torturamos. Nunca lo hemos hecho. No es algo que esta Administración suscriba", explicó el vicepresidente en una entrevista a la cadena ABC News, en la que llega a afirmar que las acciones de los servicios de inteligencia son más un arte que una ciencia que responda a principios rígidos. "Creo que aquellos que alegan que hemos estado envueltos en torturas, o que de alguna manera violamos la Constitución o las leyes del programa de vigilancia terrorista, simplemente no tienen ni idea de lo que están hablando", sentencia el todavía vicepresidente de EE.UU., que defiende la técnica del waterboarding o asfixia simulada como una práctica para obtener información. "Estaba al tanto de este programa. La agencia vino y quería saber qué podían o no podían hacer", señala Cheney, que añade: "me contaron lo que querían hacer, igual que otros, y yo lo apoye". La técnica del waterboarding consiste en arrojar líquido sobre las vías respiratorias del torturado hasta provocarle la sensación de ahogamiento. "Creo que los resultados hablan por sí mismos", dice el vicepresidente, que añade: "Hubo un periodo de tiempo, tres o cuatro años, en el que la mitad de todo lo que sabíamos de Al Qaeda venía de una fuente", explica Cheney en referencia a Sheikh Mohammed, supuesto cerebro de los atentados del 11-S en Nueva York. Además, el vicepresidente estadounidense mostró su oposición al cierre de la base militar y prisión de Guantánamo (Cuba) como pretende el presidente electo, Barack Obama, ya que este enclave debería permanecer abierto hasta que termine la llamada “guerra contra el terror” o, lo que es lo mismo, la “guerra contra el terrorismo”. "Creo que todo el mundo puede decir que deseábamos que Guantánamo no fuera necesaria", alega Cheney, que, no obstante, no responde cuando se le pregunta cuándo acabará la “guerra contra el terror”, porque "nadie puede especificarlo". En cualquier caso, se opone al cierre de la prisión porque las personas que están en ella son peligrosas para EE.UU., además del problema añadido de resolver qué hacer con los detenidos que fueran liberados.