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GRECIA

La convulsión social paraliza Grecia por completo

Fotografía
Por Miguel MartorellTiempo de lectura3 min
Internacional14-12-2008

El descontento popular contra el Gobierno conservador griego, las movilizaciones de corte anarquista y la muerte de un joven de 15 años por disparos de la Policía han convertido las ciudades más importantes de Grecia en escenarios de una guerra urbana de dimensiones incontrolables y efectos políticos impredecibles.

Son las mayores protestas que se recuerdan en el país desde 1973, cuando los estudiantes salieron en masa a la calle y lograron la caída de la Dictadura de los Coroneles. Grecia vive días de fuerte convulsión social y división política: a las movilizaciones convocadas contra la política del Gobierno conservador de Costas Karamanlis se han unido los disturbios por la muerte de un joven de 15 años debido a un disparo de la Policía. Lo que comenzó siendo una protesta anarquista ha terminado convirtiéndose en más de una semana de violencia callejera. El Gobierno conservador del primer ministro, Costas Karamanlis, parece incapaz de controlar las revueltas que se suceden día tras día en la capital del país, Atenas, y la segunda ciudad más grande de Grecia, Tesalónica. Los hechos se remontan a la primera semana de diciembre, cuando miles de jóvenes salieron a la calle para protestar contra las últimas medidas adoptadas por el Gobierno. Las privatizaciones, la reforma educativa, las subidas de impuestos y los altos niveles de inflación provocaron la indignación de los grupos de izquierda y extrema izquierda. La manifestación tuvo lugar en el barrio ateniense de Excharia, el bastión anarquista por excelencia, y terminó adoptando tintes violentos. En medio de las protestas, cientos de jóvenes rodearon a un furgón policial con dos agentes en su interior, arrojándole cócteles molotov y piedras. En ese momento, uno de los dos policías efectuó tres disparos que acabaron con la muerte de un joven de 15 años. De nada sirvió la detención de los dos agentes y la apertura de una investigación para aclarar los hechos por parte del Gobierno. Tampoco que el ministro del Interior presentara su dimisión -rechazada por el jefe de Gobierno-. Lo que comenzó como una protesta contra el Ejecutivo conservador se transformó en una auténtica revuelta civil que se extendió a varios puntos del país. Grecia entera se paralizó ante las revueltas. Cientos de miles de jóvenes participaron en una guerra urbana que las Fuerzas de Seguridad se han demostrado incapaces de controlar. Centenares de comercios, bancos y vehículos fueron completamente destruidos en las protestas. Los daños económicos derivados de la sublevación sólo en Atenas se calculan en torno a los 50 millones de euros. A estas violentas protestas alentadas por los grupos anarquistas radicales se unieron las manifestaciones pacíficas contra la muerte del joven de 15 años y la jornada de huelga general convocada por los partidos de la oposición. El país entero quedó paralizado como protesta contra el Gobierno conservador, que mantiene una débil mayoría de un escaño en el Parlamento y a quien se reclama elecciones anticipadas. El primer ministro, sin embargo, parece negarse a dimitir y se apresuró a aprobar un paquete de medidas para ayudar a todos aquellos comercios y empresas que han quedado destruidas por las revueltas. Según la Policía, hasta 180 personas han sido detenidas a lo largo de una semana acusadas de saquear las tiendas atacadas. El número de heridos, civiles y policiales, supera la treintena. Los movimientos de protesta tienen el apoyo de dos elementos clave en la sociedad griega. Por un lado, el sector estudiantil, especialmente maltratado por el paro y la inflación, y que siente que su única forma de defender sus derechos es a través de la lucha civil. Por otro, los grupos anarquistas, que cuentan con gran arraigo en la sociedad griega. Las protestas y las revueltas de corte anarquista son frecuentes en Grecia, y especialmente en Atenas. Cada cierto tiempo, grupos de jóvenes de filiación anarquista surgen del barrio de Excharia y realizan protestas que terminan con la quema de vehículos y negocios. Los analistas sostienen que estos grupos emanan de los años de la dictadura militar y que se han ido haciendo fuertes gracias a las nuevas tecnologías que les permiten organizarse mejor. Ambos factores unidos, además de la indignación social por la muerte del menor y la huelga general, se han convertido en el cóctel explosivo de los últimos días. Las protestas recuerdan a la caída de la Dictadura de los Coroneles en 1973, cuando, precisamente desde la Universidad Politécnica de Atenas, las revueltas estudiantiles y juveniles contra la represión policial culminaron en la caída del régimen castrista.