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ARTE

El Museo del Prado restaura una de las grandes obras del Renacimiento

Por Marta G. BrunoTiempo de lectura1 min
Cultura01-12-2008

El artista Pedro de Campaña decidió en 1556 realizar una de las obras más importantes del Renacimiento La purificación de María en el templo, que adornó la Catedral de Sevilla. Sin embargo, el tiempo no trató como debería a esta joya histórica y artística. El Museo del Prado ha conseguido, tras un largo proceso de restauración, devolver a la obra todo su esplendor tras el estado lamentable en el que llegó en el año 2007. El público tiene ahora la oportunidad, hasta el próximo 8 de marzo, de percibir los notables cambios.

A partir de esa fecha, el cuadro volverá a Sevilla tras dos años de trabajos de rehabilitación. Reabrir las grietas, encolarlas, fijar el color, inyectar el yeso o incluir un sistema de sujeción extra son algunas de las tareas realizadas por los restauradores del Prado, esfuerzo que el público podrá apreciar gracias a un vídeo ilustrativo que se exhibe junto a la obra en el museo. "Esta tabla que se ve ahora aquí no se parece casi nada a la que salió de Sevilla", reconoció ensimismado Francisco Navarro, delegado ejecutivo de Administración y Patrimonio de la Catedral de Sevilla, durante la presentación. El cuadro cobra una gran importancia en la historia del arte por ser la pieza central del Retablo del Mariscal Diego Caballero para la catedral. Pedro de Campaña (Bruselas, 1503-1587), llegó a Sevilla en 1537, donde realizó numerosos encargos, entre los que destaca esta obra, influenciada por artistas como Miguel Ángel, Durero o Rafael. De gran tamaño, se realizó con paneles de roble armados en sentido horizontal, montaje que “causó muchos problemas a la hora de restaurarlo”, según explica José de la Fuente, restaurador del museo y especializado en soportes. Pero si es tan valioso, ¿por qué llegó a Madrid en un estado tan ruinoso? El hecho de que el retablo se trasladara entre 1558 y 1560 provocó serias fracturas en la madera, que en su momento se sufragaron con refuerzos que solventaron de manera muy superficial el problema. Los numerosos repintes de la obra modificaron aún más el cuadro y todo esto, unido a la abundante suciedad ambiental, a las humedades y a los excrementos de aves y murciélagos, complicó la situación. Con esta pieza, el museo muestra el arte producido en Andalucía a partir del siglo XVI, “pinturas de las que andamos bastante cojos”, asegura Leticia Ruiz, conservadora de Pintura Española de la institución artística.