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ESTADOS UNIDOS

Principio de acuerdo para sacar adelante el plan de rescate financiero

Fotografía
Por Miguel MartorellTiempo de lectura3 min
Internacional28-09-2008

Tras unas largas y dificiles negociaciones que, por un momento, parecieron abocadas al fracaso, legisladores republicanos y demócratas alcanzaron un principio de acuerdo el pasado fin de semana para sacar adelante el plan de rescate financiero contra la crisis económica. La medida impulsada por el presidente George W.Bush consiste en que el Estado invierta casi 490.000 millones de euros en los activos ¬tóxicos¬ vinculados al mercado hipotecario.

"Un alto precio para un gran problema". Así definió el presidente de Estados Unidos la propuesta que realizó la semana pasada al Congreso del país para lograr evitar un mayor descalabro de la economía estadounidense. "Nuestro sistema de libre empresa se basa en la convicción de que el gobierno federal debe intervenir en el mercado sólo cuando es necesario", argumentó Bush. El escueto plan de rescate de la Casa Blanca, de apenas tres páginas, recoge varias medidas para evitar nuevas declaraciones de quiebra de las grandes bancas norteamericanas. Así, entre otras medidas, se establece la prohibición de que las casi 800 empresas de inversión especializadas en ventas a corto plazo participen en Bolsa, para evitar mayor inestabilidad en un mercado muy dañado. Pero quizá la medida más llamativa sea la de autorizar al Tesoro de EE.UU. a comprar los denominados activos ¬tóxicos¬ vinculados al mercado hipotecario que tantos quebraderos de cabeza han causado a las bancas estadounidenses. Para ello, se solicita al Congreso una inyección de 700.000 millones de dólares al Estado. Esa intervención de 490.000 millones de euros por parte del Estado es equiparable al coste directo de la guerra de Irak y también la mayor intervención estatal en la economía desde la Gran Depresión de finales de los años 30. Nadie ha calculado todavía el coste simbólico que tendrá que la economía más liberal del mundo lleve a cabo una operación intervencionista de tal calibre. Pese a la urgente llamada de Bush, el plan estuvo a punto de fracasar en sus negociaciones entre republicanos y demócratas. Los líderes de ambas formaciones se reunieron la semana pasada en la Casa Blanca, acompañados por los dos candidatos a la Presidencia, el republicano John McCain y el demócrata Barack Obama. Cruce de acusaciones Muchos culparon a McCain de haber llevado las negociaciones al fracaso. Christopher Dodd, presidente del comité bancario del Senado, calificó el encuentro de "teatro" y "oportunidad para la fotografía de John McCain". "No estoy seguro de qué dijo en la reunión, no sé qué opina en todo esto", agregó, asegurando que la intervención de McCain fue más bien escueta. El principal escollo por parte de los republicanos fue su oposición a que el Estado interviniese con fondos públicos en la economía estadounidense. Su opción era que el Tesoro de EE.UU. se limitara a coordinar una iniciativa de fondos privados para llevar a cabo dicho plan de rescate, una idea que no contó con el apoyo de los demócratas, que se mostraron inflexibles en las negociaciones. Finalmente, tras continuar las conversaciones durante el fin de semana, el plan de rescate logró un principio de acuerdo. Los demócratas lograron introducir varias medidas en la iniciativa como establecer una junta de control a la operación y que no se gaste el dinero en subvencionar despidos, los conocidos como ¬paracaidas dorados¬ de los altos ejecutivos de la banca. "Estamos complacidos con los avances de esta noche y apreciamos el esfuerzo bipartidista por estabilizar nuestros mercados financieros y proteger nuestra economía", aseguró un portavoz de la Casa Blanca, que, aunque es consciente de que republicanos y demócratas deben cerrar el acuerdo todavía, ya da por hecho que su plan de rescate será aprobado. A punto de descarrilar por su presentación en medio de la campaña presidencial, el plan de rescate propuesto por el presidente George W.Bush ya tiene un principio de acuerdo entre demócratas y republicanos, a la espera de que ambos partidos le den la luz verde de forma definitiva.