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GEORGIA

Occidente intenta blindar a Ucrania tras la invasión de Georgia

Por Luis Miguel L. FarracesTiempo de lectura2 min
Internacional07-09-2008

Las estrategias y la retórica de la Guerra Fría parecieron recobrar vida la pasada semana. En un desafío abierto a Rusia, el vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, invitó a Ucrania a unirse formalmente a la OTAN independientemente de que lo quiera o no Moscú. Toda una declaración de intenciones de Occidente, que cierra filas para que Kiev termine por caer en su campo de influencia en detrimento de la órbita rusa. Pero las intenciones de Ucrania no parecen tan claras.

La invasión de Georgia y el reconocimiento de las independencias de Abjasia y Osetia del Sur por parte de Rusia ya han tenido sus primeras consecuencias en la región. Concretamente en Ucrania, donde el choque entre prooccidentales y prorrusos ya ha herido de muerte la salud del Ejecutivo. Y es que el actual Gobierno, formado por una coalición entre el partido del presidente Victor Yushenko y el partido de la primera ministra Yulia Timoshneko, ha terminado por resquebrajarse por las posiciones dispares ante las acciones de Moscú en suelo georgiano. Con unos antecedentes que hacían prever la ruptura en las últimas semanas, tiempo en el que el partido de Timoshenko sacó adelante diversas leyes junto con los prorrusos de Yanukovich para retirar algunas competencias presidenciales, el detonante de la crisis ha sido el silencio que ha mantenido la primera ministra ante las independencias de Abjasia y Osetia del Sur. Un silencio que los correligionarios de Yushenko han visto como una muestra de traición por parte de sus socios en el Gobierno. "En el Parlamento ha comenzado un golpe de Estado político y constitucional. Yanukovich y Timoshenko se están uniendo para tomar decisiones antiucranianas y antiestatales", llegó a afirmar el presidente. Con este panorama, Yushenko ha retirado a su partido de la coalición gubernamental, con lo que de fracasar las negociaciones tendrían que convocarse nuevas elecciones legislativas. Algo que no es previsible que beneficie al presidente dado que su gestión ni siquiera alcanza el 10 por ciento de aprobación. No así para la propia Timoshenko, que encabeza todos los ránking de popularidad y casi con toda seguridad se convertirá en la nueva presidenta del país tras las elecciones del próximo año. Unos comicios en los que previsiblemente necesitará la ayuda de los prorrusos de Yanukovich, con lo que el acercamiento de Kiev a la Unión Europea podría complicarse. Cheney tiende la mano a Ucrania Quizás precisamente por ser sabedor de este incierto futuro, Occidente quiere acelerar el ingreso de Ucrania en la OTAN. La pasada semana Dick Cheney reafirmó en Kiev su apoyo total al ingreso del país en la Alianza Atlántica como respuesta a Rusia. "Creemos en el derecho de hombres y mujeres a vivir sin la amenaza de la tiranía, del chantaje económico, la invasión o la intimidación", afirmó el vicepresidente de EE.UU., quien no escatimó en críticas a Moscú. "Rusia ha invadido Georgia en un intento ilégitimo y unilateral de desmembrar su territorio", añadió Cheney. El problema para Occidente es que, a pesar de que Ucrania colabora desde hace años en diversas misiones de la OTAN, la mayoría de los ciudadanos está en contra de formar parte de la Alianza. Conocedor de ese dato, el jefe de la diplomacia continental, Javier Solana, ha exhortado en los últimos días a los ucranianos a "acercarse a la UE como la mejor forma de garantizar su seguridad". Sin embargo, tres años después de la Revolución Naranja, Bruselas ha evitado compromiso alguno de adhesión con Kiev, por lo que su credibilidad ha quedado muy en entredicho en el país.