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AFGANISTÁN

Los talibanes aumentan su presión sobre Kabul

Por Miguel MartorellTiempo de lectura2 min
Internacional31-08-2008

El último ataque talibán contra las tropas de la coalición internacional tuvo lugar el pasado 27 de agosto, cerca de la ciudad de Kundus, situada cerca de la frontera norte de Afganistán. Una bomba explotó al paso de un vehículo militar alemán de la Brigada Paracaidista y provocó la muerte de uno de los soldados y tres heridos.

Aunque este tipo de ataques, así como las emboscadas, se repiten desde el inicio de la invasión en 2002, lo cierto es que en el último año los talibanes han demostrado que no darán su brazo a torcer. Es más, algunas de sus acciones han demostrado que están en capacidad de poner en jaque a las tropas de la coalición internacional. Así se demostró en la emboscada que el 18 de agosto costó la vida a diez soldados franceses a sólo 50 kilómetros de Kabul y en la que cayeron 72 insurgentes afganos. Sin embargo, los nuevos ataques cerca de la capital no han venido acompañados de una reducción de la presión en el este y el sur del país, bastiones de los talibanes desde el inicio de la invasión. Los últimos movimientos talibanes cerca de la capital demuestran, según los expertos, la voluntad de los rebeldes afganos de marchar sobre Kabul en cuanto tengan ocasión. No es una estrategia nueva, durante la ocupación soviética (1979-1989) los talibanes llevaron a cabo esa estrategia de acoso progresiva hasta que forzaron la retirada del Ejército soviético. Además, los talibanes siguen sin perder el apoyo de la población. Bombardeos como el del pasado 22 de agosto, en el que Estados Unidos mató a 90 civiles, entre ellos 60 niños, en la provincia de Herat, provocan que la población preste su apoyo o cierre los ojos ante las acciones de los talibanes, que siguen siendo especialistas en el arte de la guerrilla. A esto se añade la llegada del crudo invierno afgano, mortal para casi cinco millones de afganos, según Intermón Oxfam. La ONG reclama más ayuda humanitaria para Afganistán, así como ayuda para asegurar el abastecimiento de comida y agua a todo el país. Las bolsas de pobreza y miseria sólo contribuirán a que la población apoye a los talibanes. En su cerco a la capital, los talibanes han llevado a cabo ataques espectaculares que hacen pensar que no son sólo pastores con kalashnikovs. El intento de asesinato del presidente, Hamid Karzai, en abril, los atentados contra el lujoso hotel Serena o la Embajada de India, que causó 60 muertos, demuestran que su capacidad operativa es suficiente para provocar un desastre de grandes magnitudes. Con 176 soldados de las fuerzas de la coalición internacional caídos en combates en distintos puntos del país en lo que va de año, puede que alguien recuerde ahora a aquel anciano afgano que, con la llegada de las tropas internacionales, era entrevistado por un medio de comunicación extranjero. El hombre miraba pasar a las tropas internacionales y recordaba que el Ejército soviético trató de someter el país durante diez años sin éxito. "Estos no aguantarán tanto", concluía. Seis años después de la invasión de Afganistán, las tropas de la coalición internacional siguen tratando de mantener bajo su control un país en el que los talibanes ganan fuerza día a día. El cerco que empieza a sufrir la capital, Kabul, prueba que los rebeldes afganos no tienen intención de aflojar su presión.