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La oveja Dolly abrió las puertas a la clonación

Por Alba RodríguezTiempo de lectura1 min
Sociedad04-01-2002

Los principales problemas a los que se enfrentaban los científicos a la hora de lograr el transplante de los órganos obtenidos mediante la clonación es el de la incompatibilidad de tejidos y el rechazo del órgano por parte del organismo del paciente, que reconoce las células transplantadas como genéticamente diferentes a las suyas.

Para solucionar estos impedimentos, un importante sector de la comunidad científica propuso la generación de células madre embrionarias genéticamente idénticas al paciente, lo que recibió el nombre de clonación terapéutica, o terapia de sustitución celular mediante transferencia nuclear. Mediante esta técnica, el núcleo de una célula diferenciada adulta es introducido en un óvulo no fertilizado, al que se ha desprovisto de su núcleo, para que se lleve a cabo su reprogramación. De esta manera se obtiene un blastocisto clónico, del que se derivarían células madre genéticamente idénticas al paciente. Con esta estrategia se soluciona, en principio, el problema del rechazo, puesto que se generan células madre para cada paciente, de las que se diferencian específicamente las células necesarias para su propio trasplante, sustituyendo así las que están dañadas. Fue precisamente esta técnica la que permitió la clonación -anunciada al mundo a bombo y platillo en 1997- de la ya famosa oveja Dolly, que fue el primer mamífero clonado usando la técnica de transferencia nuclear a partir de una célula adulta. Para ello, se tomó el núcleo de una célula de la piel de una oveja y se implantó en un óvulo al que se había quitado su propio núcleo. El resultado se implantó en el útero de otra oveja, que hizo de madre biológica de la futura Dolly.