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ORIENTE PRÓXIMO

El golpe de Estado que Hamas dio en Gaza

Por LaSemana.esTiempo de lectura3 min
Internacional22-06-2008

Hamas se hizo con el control de la Franja de Gaza por las armas el pasado año, después de tomar una a una todas las instituciones oficiales que se mantenían leales al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas. Una decisión que se fraguó tras la victoria electoral del Movimiento de Resistencia Islámica, tras la imposibilidad de cohesionar esfuerzos de las principales facciones palestinas.

El triunfo electoral de Hamas en las legislativas palestinas de 2006 dio un vuelco a la política en Oriente Próximo. No sólo porque por primera vez Al Fatah no llevaría la voz cantante en la política interna de Gaza y Cisjordania, sino porque Israel veía cómo la misma organización que no le reconocía como Estado, que bombardeaba con cohetes sus localidades cercanas a Gaza y que cometía ataques suicidas en su territorio se hacía con el control de las instituciones de la ANP. Ello condenó al Movimiento de Resistencia Islámica a una posición insostenible desde casi el primer día. Por un lado, Israel inició una gran campaña contra Hamas a la par que la Comunidad Internacional congeló todas sus ayudas económicas a la ANP por estar bajo el mando de una organización terrorista. Por otro, la Presidencia palestina, en manos del dirigente de Al Fatah, Mahmud Abbas, comenzó pronto a dejar entrever su descontento con la actitud de Hamas, que siguió negándose a reconocer a Israel anulando así todos los acuerdos anteriores firmados por la OLP. En respuesta, Hamas comenzó a tildar al movimiento de Fatah como una organización corrupta, mientras que los de Abbas recriminaron al nuevo Gobierno que iba en camino de destruir todo el camino andado previamente para la paz. En los meses previos a las elecciones, los brazos armados de ambas facciones se encontraban en una guerra abierta en Gaza, pero se firmó un alto el fuego para cumplir con el nuevo escenario político de los territorios palestinos. Sin embargo, el año pasado las divergencias entre Al Fatah y Hamas volvieron a las calles. Las discusiones en torno a un plan de seguridad especial para Gaza contra la delincuencia y los choques armados reabrieron la guerra en las calles. Ante el recrudecimiento de la violencia el brazo armado de Hamas, las Brigadas de Ezzedin Al Qassam, decidieron tomar el control de toda la Franja. El plan de ataque de Hamas se originó en Yebalia, al norte, donde se encontraba el cuartel general de los servicios de seguridad leales a Abbas. Una vez tomada Yebalia, la estrategia llevada a cabo por Hamas pretendía rodear la capital, Gaza, tomando el resto de la Franja. Las Brigadas de Al Qassam avanzaron hacia el sur y dieron un ultimátum de 48 horas a las fuerzas de Al Fatah para que depusieran las armas y todas las bases bajo su control en la Franja. Por su parte, Al Fatah contraatacó con un ultimátum de medio día para que Hamas cesara sus ataques en Gaza para que no hubiese represalias en Cisjordania, territorio leal a Abbas. Sin embargo, la presencia de las fuerzas de ocupación israelíes en Cisjordania dificultaron cualquier intento de represalias sangrientas a Hamas. Mientras, en Gaza, el Movimiento de Resistencia Islámica tomaba las sedes de Al Fatah una a una, el cuartel general de los servicios secretos, la sede de la Inteligencia Militar palestina y el complejo presidencial de la Franja. Con Gaza bajo control de Hamas, la operación había resultado un éxito. Tras la toma de Gaza por Hamas, Abbas se trasladó a Cisjordania y disolvió el Gobierno de unidad nacional en el que se encontraban miembros de Hamas, pese a que Ismail Haniya intentó desvincular los sucesos de Gaza con la legitimidad del Ejecutivo. Israel por su parte declinó intervenir directamente en el conflicto y solicitó tímidamente un despliegue de fuerzas internacionales en las fronteras de la Franja para impedir el tráfico de armas, con el objetivo de que Gaza no se convirtiera en un búnker para los milicianos palestinos. Pese a su no intervención directa, Israel decidió suspender el envío de dinero a las autoridades de Gaza y cortó el suministro de combustible a la región, provocando además de la paralización del parque móvil y la industria, importantes cortes de suministro eléctrico que aún hoy hacen mella en la población civil.