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EURO

La nueva moneda se incorpora más rápido de lo previsto a la vida diaria

Por Gema DiegoTiempo de lectura2 min
Economía06-01-2002

Si la Navidad es época de ilusión, el euro se ha encargado de acrecentar este sentimiento en los españoles. Los deseos de pertrecharse cuanto antes con reservas de la nueva moneda han ocasionado problemas en los comercios, que se han quedado sin cambio, y en los bancos, que se han visto obligados a solicitar nuevas provisiones de monedas y billetes.

El euro lleva pocos días circulando de mano en mano, pero el Banco de España ya está satisfecho, puesto que ha comprobado que el interés de los ciudadanos por la nueva moneda es "superior incluso a las previsiones". Para aclarar las dudas que vaya presentando el uso del euro, el Ministerio de Economía ha habilitado un teléfono de información, el 901 11 2002. La gente ha utilizado fundamentalmente los comercios para deshacerse de las pesetas, en vez de acudir al banco a cambiarlas por euros. Esta actitud de los consumidores ha traído varias complicaciones. En primer lugar, el agotamiento de las reservas de euros de los comerciantes, con lo que al cabo de varias horas han tenido que comenzar a entregar la vuelta en pesetas. Y en segundo lugar, y para no liarse al cobrar, la aparición de la estrategia de la doble caja: disponer de una caja registradora para las pesetas y otra para los euros. Los comercios se quejan de que los bancos no les entregan todo el efectivo que quieren, y los consumidores comienzan a ver fraudes en el redondeo. Especialmente, las subidas de precios se notan en restaurantes y en mercados de alimentación, con incrementos generalizados, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Y no sólo estos establecimientos disgustan a los ciudadanos. También algunas entidades financieras, que se han negado a canjear por euros las pesetas de las personas que no sean clientes suyos. Si la ilusión por la llegada del euro queda empañada por algunos contratiempos, la Navidad añade, como siempre, buenos propósitos: Cruz Roja, Intermón y Médicos Sin Fronteras han repartido millones de huchas por toda España para recoger la calderilla que no se cambie e invertirla en programas de ayuda al tercer mundo.