SALUD

El Día mundial sin tabaco recuerda todas las enfermedades que provoca

Por Esteban del Pozo2 min

Sociedad31-05-2008

Todavía no se conoce efecto positivo alguno de la sustancia pero los consumidores se cuentan por millones en España. Incluso todos los males que provoca el tabaco son advertidos en las cajetillas. Para recordar esto y ofrecer ayuda a los fumadores nació el Día mundial sin tabaco, que se celebra todos los 31 de mayo.

Las dolencias que se le acusan directa o indirectamente al tabaco son la bronquitis crónica, el asma, el cáncer de pulmón, laringe, vejiga o cuello de útero, irritación en las mucosas, enfermedades cardiovasculares, malformaciones congénitas, impotencia e incluso infertilidad. Cada año mueren casi cinco millones de personas debido a enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sólo en España, se calcula, según la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo, que cada 10 minutos muere una persona por causas directamente relacionadas con el tabaco. Las mismas estimaciones apuntan que el gasto diario en tabaco en España asciende a 24.040.050 euros, lo que significa que cada segundo el gasto es de casi 300 euros. En España el precio del tabaco es de los más bajos de la Unión Europea a pesar de que el Banco Mundial recomienda repetidamente la subida de precios. La venta a menores de 16 años está prohibida en España y, en algunas comunidades autónomas, hasta los 18 años. Aún así, en la mayoría de lugares esta prohibición se salta a la ligera debido al incumplimiento de ventas en las máquinas de venta automática. Una vez conocidos todos los riesgos del tabaco el siguiente paso dejarlo. Muy fácil decirlo pero cuesta mucho aseguran los fumadores, y es que la mayoría de las personas se han propuesta alguna vez en su vida dejarlo, de hecho es de los propósitos de año nuevo más usados, normalmente no se suele cumplir el objetivo deseado y se vuelve a la rutina fumadora. La clave está en la disposición de cada uno y en la fuerza de voluntad, y conociendo la situación personal de un individuo es más fácil construir un plan de choque para que deje de fumar. Esto es lo que pensó Richmond que elaboró un test con cuatro sencillas preguntas y según las respuestas establecía un determinado procedimiento para acabar con la necesidad de tabaco.