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ORIENTE PRÓXIMO

Olmert se ve presionado a dimitir pese a negociar la paz con Siria

Por Iara MantiñánTiempo de lectura1 min
Internacional01-06-2008

En cualquier país democrático, un escándalo de este calibre habría desembocado en la renuncia o destitución de su máximo responsable y en una drástica renovación de la cúpula de su partido, el Kadima. Que Ehud Olmert haya sobrevivido a todo esto y que afirme que no piensa dimitir pese a las presiones de sus adversarios, no es más que otra muestra de que algo falla en Israel y del proteccionismo anglosajón, ya que los estadounidenses y los británicos apoyan la iniciativa de Olmert de negociar la paz con Siria.

No es la primera vez que Israel tiene escándalos en la cúpula del poder. La lista de condenados por la Justicia en el entorno político de Israel es interminable. Hace unos años, una encuesta realizada en el país reveló que el 60 por ciento de los miembros del Parlamento tenían antecedentes penales. El anterior presidente del Estado, Moshe Katsav, perdió su prestigioso cargo porque fue acusado de delitos sexuales –violación y acoso– así como de escuchas ilegales. Omri Sharon, hijo de Ariel Sharon y también miembro del Parlamento por el Likud y el Kadima, está acusado de soborno. Su padre enfermó gravemente y se libró de que lo destituyeran de su puesto de primer ministro por su participación en el mismo delito. El actual primer ministro, Ehud Olmert, no es diferente y le acusan de ser tan corrupto como el que más. Sin embargo, cabe la posibilidad de que pueda controlar su destino. Todo lo que tiene que hacer es presionar suficientemente a las autoridades policiales para que detengan la investigación. Por eso no deben pasar desapercibas las inesperadas negociaciones de paz con Siria. Es obvio que ha tenido en cuenta la derrota del Ejército israelí en Líbano hace menos de dos años, así que, ante la duda, ha decidido no confiar en sus generales. Todo hace suponer que estos últimos tampoco confían en sí mismos, pues se han dado cuenta de que los árabes ya no son blanco fácil como antes. Sin embargo, queda la duda de saber si las negociaciones con Siria, enemigo de Israel desde hace décadas, tendrán alguna esperanza de culminarse, o si es sólo una estrategia política del primer ministro para desviar la atención de los medios sobre la investigación policial.