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ITALIA

Berlusconi comienza su guerra contra la inmigración

Por LaSemana.esTiempo de lectura2 min
Internacional18-05-2008

Las anunciadas medidas contra la inmigración ilegal proyectadas por el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, comenzaron a hacerse efectivas la pasada semana. Cientos de extranjeros fueron detenidos gracias a la nueva línea maestra del Ejecutivo en materia de inmigración, que prevé la posibilidad de expulsar a todos los inmigrantes que delincan o no dispongan de rentas.

Silvio Berlusconi, en cuyo discurso preelectoral hizo hincapié en la lucha contra la inmigración ilegal, a la que atribuye gran parte de la criminalidad del país, comenzó una drástica campaña de choque la pasada semana. La Policía arrestó a 383 personas, entre ellas 268 extranjeros, en su mayoría de países de fuera de la Unión Europea, entre ellos, 50 marroquíes, 32 rumanos, 25 tunecinos, 18 nigerianos, 16 egipcios, 16 serbios y 14 albaneses. En total, cien de los detenidos serán expulsados en las próximas semanas y otros 65 han sido trasladados a centros de acogida donde aguardan su repatriación. Según los Carabinieri, los cargos contra los detenidos no han sido exclusivamente migratorios, sino que se les acusa de diferentes delitos como tráfico de drogas, proxenetismo y delitos contra la propiedad. Ante las críticas internacionales vertidas sobre la operación, con tintes xenófobos para algunos, el máximo responsable de la operación, el policía Francesco Gratteri, aseguró que “no se focalizó hacia ningún grupo étnico específico, sino que el único objetivo fueron criminales que han puesto a la sociedad en un estado creciente de alarma”. Pero la verdad es que todas las miradas en Italia se han centrado en torno a los miles de gitanos que pueblan el país procedentes de Rumanía. Es por ello que debido a la creciente tensión entre Roma y Bucarest por problemas migratorios (Rumanía tiene la mayor población romaní de Europa), agentes de la Policía rumana hayan colaborado en los desalojos y detenciones en Italia. Los choques entre la población de etnia gitana e italiana se han acrecentado en los últimos meses. La pasada semana en Nápoles se vivió el último episodio de la animadversión hacia los romaníes. Cientos de personas, principalmente mujeres y niños, asaltaron un campamento gitano con piedras, barras de hierro y cócteles molotov en un suburbio napolitano. Ante la pasividad policial, el campamento quedó reducido a cenizas en unas horas y sus habitantes han abandonado la ciudad. Pese a que las autoridades se apresuraron a relacionar el asalto por parte de los vecinos con un supuesto intento de robo de un bebé por parte de una adolescente gitana del poblado, algunos vecinos moderados del barrio culpan a la Camorra de manejar los hilos detrás dado que conseguirán licencias de edificación en los terrenos del antiguo reducto gitano.