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LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DERECHO A LA PRIVACIDAD

Los medios tienen libertad para informar, pero deben ponerse límites

Por Silvia Álvarez-Buylla MartínezTiempo de lectura2 min
Comunicación19-05-2008

Los medios de comunicación tienen libertad para informar y expresarse, pero este derecho a la información debe estar limitado por el derecho a la intimidad, al honor y a la propia imagen, tal y como aparece recogido en la Constitución. Telma Ortiz, a pesar de ser un personaje público, no debe soportar intromisiones ilimitadas en su vida privada por lo que los medios tienen el deber de autorregularse y emitir sólo la información que sea de relevancia pública.

La demanda interpuesta por Telma Ortiz ha desatado un debate sobre el límite de la prensa rosa en España. Este país tienen un alto consumo de programas y revistas de corazón y muchos reporteros día tras día invaden la intimidad de los famosos para conseguir la mejor imagen y la mejor y más morbosa declaración. Los periodistas rechazaron desde el principio la petición de protección preventiva que pedía la hermana de la Princesa. En primer lugar, porque es un personaje público y no puede prohibir a los medios que la fotografíen en zonas públicas. Y, en segundo lugar, porque darle la consideración de personaje público protegido iba a provocar que numerosos famosos hicieran esa misma petición. Es cierto que Telma Ortiz tiene que vivir a diario situaciones insoportables y que son éstas las que le han producido que estalle, demande y pida algo prácticamente inalcanzable. Sin embargo, las personas públicas, aunque son titulares de los derechos fundamentales a la intimidad y la propia imagen, han de soportar ciertas intromisiones en los mismos en aras del derecho a la información. No obstante, esto no justifica las constante intromisiones en su vida privada y el acoso que sufren ella y su pareja a diario. La situación no se produciría si los ciudadanos no pidieran ese tipo de información, si los medios de comunicación no emitieran programas en los que se hablaran de ese tema y si los reporteros que están a pie de calle se negarán a ser cómplices de ese acoso. Quizá los mayores culpables son los grandes medios que son los que tienen el poder de emitir un contenido o eliminarlo de su parrilla, o de publicar una entrevista entretenida o de difundir un reportaje con fotografías pilladas con cámara oculta. Pero también tienen parte de culpa los espectadores y lectores que consumen la prensa rosa y que solicitan esos contenidos. Por tanto, el derecho a la información debe prevalecer en los Estados democráticos, pero siempre y cuando se respete el derecho a la intimidad, la propia imagen y la privacidad. Y, sobre todo, que la información que se divulgue sea de relevancia pública y que necesite ser conocida por la sociedad. Por esta razón, la Asociación de la Prensa de Madrid pidió un “mayor ejercicio de responsabilidad” por parte de periodistas y empresarios ante el aumento en los últimos años de personajes célebres, que viven con “enorme desconcierto y dificultad” la persecución de algunos medios de comunicación y el presidente de APM, Fernando González Urbaneja, aseguró “que el derecho a la información va indisolublemente ligado al respeto a las personas”.