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TERRORISMO

ETA retoma con fuerza el coche bomba y mata a un guardia civil en Álava

Fotografía
Por Irene E. SánchezTiempo de lectura3 min
España18-05-2008

Juan Manuel Piñuel Villalón tenía 41 años, una mujer y un hijo de seis años. Este guardia civil, natural de Melilla, dijo adiós a la vida la madrugada del pasado 14 de mayo en la casa cuartel de Legutiano (Álava), donde residía, víctima del ultimo atentado de ETA, un ataque que superó con creces las ultimas actuaciones de la banda por la cantidad de explosivos utilizados y por la potencia de la infraestructura de la banda terrorista.

Llevaba once años en el Cuerpo, desde que sacara la sexta mejor nota entre los 900 aspirantes calificados y admitidos por oposición en el Instituto Armado. El destino le había transportado a Legutiano, aunque no pretendía quedarse por siempre. Hasta hace apenas semanas Juan Manuel tenía 41 años y llevaba tan sólo dos meses destinado en Legutiano. Había viajado desde su anterior puesto en Valencia a la localidad alavesa para obtener la preferencia y lograr el permiso para volver a Málaga, donde estaban afincados su esposa y su pequeño. Sus pretensiones se truncaron, no obstante, mientras cumplía con su trabajo el miércoles a las tres de la madrugada en un edificio de vigilancia de la casa cuartel en la que residía. Tras la explosión de una bomba de alrededor de 300 kilos, Juan Manuel quedó atrapado entre los escombros, y posteriormente falleció. Además la explosión causó heridas a otros cuatro compañeros que fueron trasladados a distintos centros sanitarios. Uno de ellos, un sargento, quedó inmovilizado entre los escombros aunque pudo ser trasladado a la UCI del hospital de Txagorritxu (Vitoria), donde se recupera de politraumatismos diversos y un hemoperitoneo, aunque está fuera de peligro. En cuanto a los otros tres, un hombre de la misma edad que Juan Manuel y una mujer de 34 años se encuentran en Observación, aunque presentan tan sólo policontusiones y erosiones múltiples, consideradas heridas sin gravedad. La cuarta superviviente, una mujer de 39 años, ya ha sido dada de alta. Los terroristas llegaron a Legutiano, descendieron del coche, dejaron la furgoneta con los explosivos, la activaron y huyeron en otro vehículo. La furgoneta bomba, una Citröen Berlingo, fue situada en la puerta de la casa cuartel, al borde de la carretera N-240, a la entrada de la localidad. El coche que se utilizó para escapar, un Peugeot 306 fue robado el pasado 14 de abril en Francia. 300 KILOS DE EXPLOSIVO El mecanismo utilizado en Legutiano podría, por sus similitudes, compararse con el perpetrado en Durango (Vizcaya) el pasado 24 de agosto, precisamente contra otra casa cuartel. No obstante, aquélla vez tan solo hubo que lamentar dos heridos leves que se recuperaron con normalidad. Es por ello que las Fuerzas de Seguridad atribuyen la autoría del ataque en Álava al comando Vizcaya, acusado a su vez de haber protagonizado la masacre de Barajas, que provocó el fin de la tregua, y considerado como uno de los más fuertes y activos dentro de la banda en la actualidad. Concretamente, la investigación apunta a Jurdan Martitegi y Arkaitz Goikoetxea como posibles autores del ataque en Legutiano. Se trata de los dos terroristas que llevaron a cabo el atentado contra la casa cuartel de Calahorra el pasado 21 de marzo en el que no hubo víctimas. Manolo, que así es como le llama su familia, es la primera víctima de ETA en lo que va de Legislatura y el segundo en el transcurso de 2008. La última víctima mortal fue el ex concejal del PSOE en Mondragón Isaías Carrasco por un pistolero de la banda terrorista a dos días de las elecciones generales del 9-M. Pese a que ambos atentados acabaron con trágico final el de Legutiano apunta a la posibilidad de que ETA haya cobrado fuerza en los últimos meses. A diferencia de las últimas acciones, los terroristas han ido más allá del tiroteo por la espalda o los explosivos de poca potencia contra sedes de partidos o edificios oficiales del País Vasco. Mucho más allá del leve ataque contra dos excavadoras que trabajaban en las obras de la alta velocidad ferroviaria vasca, que tuvo tan poca repercusión, que ETA tuvo que reivindicarlo mediante el quinto comunicado al diario Gara Tal es la fuerza de ETA demostrada con el atentado de Legutiano, y tal el contraste con respecto a las acciones de este pasado reciente, que las 15 familias que vivían en la casa cuartel han sido realojadas en Sansomendi por la magnitud de la explosión: utilizaron 300 kilos de explosivos que crearon un cráter de varios metros. Aparecieron además partes del vehículo, como el motor, a hasta 200 metros del lugar donde se encontraba la furgoneta. Existen incluso restos de ésta en lo alto de postes de electricidad de la zona.