ATENTADOS CONTRA CULTURA
Los analistas artísticos denuncian la creciente agresión de los totalitarismos contra el arte
Por Pedro Fernaud Quintana
2 min
Cultura26-12-2001
La guerra de los Balcanes y las tropelías cometidas por el régimen talibán acaparan la mayoría de las denuncias. Una tendencia que parece haberse inflamado en los últimos tiempos; como una pretendida manera de practicar la disidencia respecto al orden universal y globalizador.
"La hipótesis más inquietante que se baraja en relación a la destrucción de los budas de Bamiyán, por parte de los talibán, es la que considera que las estatuas podrían haber sido destruidas, precisamente, porque eran consideradas como parte del patrimonio mundial. En un acto de desafío contra la comunidad internacional, que reconocía estos monumentos y, en cambio, no reconocía el régimen talibán", explica el historiador Darío Gamboni. En los últimos años, se han registrado muchos casos de ataques contra el patrimonio cultural. Las causas son, mayoritariamente, motivaciones políticas. Según Gamboni, autor de The destruction of art: iconoclasm & vandalism since the French Revolution (Reaktion books, 1997), los atentados contra el patrimonio artístico se focalizan "Principalmente, en situaciones de conflicto, para ofender o socavar la identidad colectiva de aquellos que lo valoran". Estas consideraciones empiezan a calar en los responsables de los principales organismos garantes de la preservación y florecimiento de la cultura. Lyndel Prott, director de la sección de Normas Internacionales de la Unesco, reconoce el peligro que entraña la designación de algunas piezas como patrimonio de la humanidad. "En los casos de conflictos étnicos, en donde se quieren eliminar los símbolos culturales del otro bando, el hecho de que exista la lista de los sitios más importantes facilita la selección del objetivo. Es el riesgo que asumimos", afirmaba en una reciente entrevista. Como botones de muestra, no faltan ejemplos recientes de daños directos sobre el patrimonio cultural de la humanidad de incalculable valor. En la guerra de Bosnia-Herzegovina, por ejemplo, se dañaron unas 188 bibliotecas y 44 fueron totalmente destruidas. En Sarajevo, quedaron calcinados archivos históricos, con miles de documentos datados desde el siglo XVI. Asimismo, también desaparecieron numerosos archivos públicos, por lo que han desaparecido documentos tan fundamentales para la historia de un pueblo como certificados de nacimiento o títulos de propiedad, desde el siglo XIX.