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MEDIO AMBIENTE

Trasvases y desalinizadoras suavizan la peor sequía de las últimas décadas

Por Leticia PradoTiempo de lectura2 min
Sociedad28-03-2008

Un fuerte temporal sorprendió a las comunidades del norte de la Península durante las vacaciones de Semana Santa. Las intensas precipitaciones han devuelto a los embalses parte de sus reservas y han aumentado el caudal de los ríos del Cantábrico, pero los problemas de abastecimiento no se han solucionado. Si el Gobierno emplease parte de esos recursos de agua en trasvases para otras regiones crearía una situación económicamente irracional.

España arrastra desde hace cuatro años la peor sequía de las últimas décadas, sobre todo en la zona mediterránea, en la cabecera del Tajo y en la del Guadalquivir. Las reservas hídricas de la Península están al 45 por ciento de su capacidad, 24.681 hm3 de agua embalsada, lo que supone una reducción del 14 por ciento con respecto a 2007. El plan sobre el agua propuesto por el Ministerio de Medio Ambiente ha supuesto la construcción de desalinizadoras y trasvases para cubrir el abastecimiento en las zonas más secas. Pero los elevados costes que suponen estas operaciones y las repercusiones medioambientales han creado conflictos entre el Gobierno, organizaciones ecologistas y miembros de diferentes partidos políticos. Las precipitaciones que han marcado la Semana Santa en el norte no pueden servir para mejorar la situación de las zonas más secas. Los caudales de los ríos de la Cornisa Cantábrica han sufrido una crecida importante pero, el director general del Agua del Ministerio de Medio Ambiente, Jaime Palop, asegura que utilizar estas "lluvias puntuales" para trasvases a otras cuencas sería una actuación económicamente irracional. El Consejo de Ministros ha aprobado un nuevo trasvase Tajo-Segura ante la preocupante situación de sequía. Se trasladarán 39 hm3, cantidad que no hará descender las reservas del Tajo por debajo de los 240 hm3 establecidos por ley. El Gobierno, sin embargo, no ha dado luz verde al trasvase propuesto por la Generalitat de Cataluña. La idea es transferir agua desde el Segre, un afluente del Ebro, a la cuenca del Llobregat para solucionar los problemas de abastecimiento en todos los usos. Pero el Gobierno Central considera que se trata de un trasvase insostenible económica, medioambiental y socialmente. El deseo del Ministerio de Medio Ambiente es obtener la mayor cantidad posible de recursos hídricos para poder abastecer, ante todo, el consumo humano. Así, la política del agua también pasa por la construcción de desalinizadoras. Las plantas proporcionan importantes cantidades de agua que sirven para cubrir su uso tanto en consumo diario como en actividades como el regadío o la agricultura. Pero los ecologistas aseguran que atacan al entorno porque emiten una elevada proporción de dióxido de carbono y, además, el agua obtenida no es de igual calidad. A pesar de las oposiciones, el Gobierno considera estas soluciones como viables y necesarias para paliar la sequía que asola España. El plan no olvida la actuación directa de los ciudadanos y el Ministerio de Medio Ambiente pide un consumo responsable y seguir unos hábitos de ahorro.