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ORIENTE PRÓXIMO

Bush, el nuevo mediador del conflicto entre Israel y Palestina

Por Iara MantiñánTiempo de lectura2 min
Internacional12-01-2008

Bush trató en Jerusalén y Ramala de dar un impulso al diálogo entre israelíes y palestinos nacido entre un escepticismo general en Anápolis y frenado por la política de asentamientos israelíes. No cabe esperar que en este viaje Bush haya presionado demasiado al primer ministro israelí, Ehud Olmert, para que ceda en algo. En cuanto a los palestinos, mientras el aislamiento de Gaza no ha provocado la caída de Hamas, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, sigue con un déficit de autoridad en Cisjordania.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, afirmó que los enclaves israelíes ilegales en Cisjordania "deben ser eliminados" tras su reunión con el primer ministro israelí, Ehud Olmert. Éste recibió al mandatario a su llegada a Israel en una gira para impulsar las negociaciones de paz comprometidas en la conferencia de paz de Anápolis y que deberían culminar a fin de año con un acuerdo. La visita que duró tres días y llevó también al mandatario a Cisjordania, es la primera desde que Bush iniciara su mandato presidencial, aunque no se esperan grandes avances. Sin embargo, el presidente estadounidense se ha mostrado optimista y ha asegurado que existe una "nueva oportunidad para la paz en Tierra Santa". La vuelta a Oriente Próximo en 80 días Líbano, Iraq, Arabia Saudí y Egipto son otros lugares de parada del presidente. En Líbano, su política de apoyo a Israel para atacar a Hezbolá fracasó. La iniciativa de la Liga Árabe para que Líbano elija como presidente al jefe del Ejército, el general Michel Suleiman, es la única luz de esperanza en ese castigado país al borde de la guerra civil y con peligro para la fuerza de la ONU en la que participa España. En Iraq, la violencia ha disminuido pero la idea de que se pueda ganar esta guerra se va evaporando día a día. Además, Irán ha ganado fuerza y Bush quiere indicar que no abandonará a sus aliados frente a este avance que a él tanto le debe. El ambiente se ha caldeado tras el incidente naval entre patrulleras iraníes y buques de EE.UU. en el estrecho de Ormuz, que no refleja en sí un enfrentamiento grave sino la volatilidad de la región que, en un sentido amplio llega hasta Pakistán, está en crisis. Con su parada en Arabia Saudí y en Egipto, Bush señala su apoyo a dos regímenes autoritarios y entierra así su agenda de democratización del Gran Oriente Próximo. Bush ha puesto patas arriba toda esta región esencial para el petróleo y la paz mundial. Desgraciadamente, no parece que con este viaje pueda hacer mucho para rectificar a tiempo y cambiar esta trágica situación, ni mucho menos conducirla hasta la paz antes de terminar su Presidencia, a principios de 2009.