Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

TECNOLOGÍA

La regulación de los videojuegos es “insuficiente” y desprotege al menor

Por Fátima Mazloum MartínTiempo de lectura2 min
Comunicación24-12-2007

‘Acceder a violaciones de derechos humanos virtuales, un juego de niños¬. Así, titula Amnistía Internacional su informe en el que critica el código PEGI de videojuegos y lo describe como “insuficiente”. Pide al Gobierno una mayor regulación y control en la difusión, venta y alquiler de los videojuegos con contenido dañino con el fin de asegurar un buen desarrollo y crecimiento de niños y jóvenes.

Amnistía Internacional denuncia en su informe que la mitad de las comunidades autónomas carece de legislación específica para regular el acceso de los menores a videojuegos que hacen apología de la violencia y la otra mitad, que sí cuenta con regulación, la incumple constantemente. Sin embargo, los videojuegos no son un juego de niños. Cada vez son menos inofensivos de lo que parecen. Todo en su punto medio es bueno y entretenido, hasta que se extrema su uso o no se es responsable. Un videojuego en donde se explica por iconos que su contenido es de violencia, sexo, drogas… no es para un público menor de 18 años. Tanto el vendedor como el consumidor deben vigilar que un juego con este contenido no llegue a manos equivocadas. Microsoft también ha llevado a cabo una encuesta sobre el uso de los videojuegos. Los padres suspenden y los niños también. Sólo dos de cada diez personas valoran la recomendación del fabricante, aunque cada vez son más los padres interesados en los videojuegos. Al conocer la parte negativa de los videojuegos, analizar los contenidos y relacionarlo con su público objetivo, jóvenes y niños, se creó el código PEGI hace un año, un código que clasifica por edades el videojuego, dependiendo de su contenido. El gran problema es que dicha valoración la lleva a cabo la empresa productora. “El Gobierno español sigue apostando por la autorregulación voluntaria de las empresas, sin establecer normas de ámbito estatal que impidan el acceso de los menores a videojuegos clasificados para adultos o que, directamente, banalizan las violaciones de derechos humanos" criticó Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España. Además, Amnistía publica que los iconos que se utilizan para advertir a los consumidores del tipo de videojuego o edad destinada son poco conocidos por el cliente e incluso, por el propio vendedor. A esto se le suma, el nulo seguimiento que se hace al código la distribución de videojuegos nocivos para el público infantil.