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BOLIVIA

Crece la crispación en Bolivia por la aprobación de la nueva Constitución

Por Iara MantiñánTiempo de lectura2 min
Internacional02-12-2007

“Refundar Bolivia” es la promesa con la que Evo Morales asumió la Presidencia del país en enero de 2006 y la Constitución -cuyo índice fue aprobado sin leerlo y a mano alzada por 136 diputados de 255, el pasado 25 de noviembre en Sucre- es la piedra angular de su proyecto.

El problema de este ambicioso proyecto, es que el territorio boliviano está dividido en dos culturas: Indígenas, que suman el 60 por ciento de la población del país, y ciudadanos bolivianos de carácter más prooccidental. La Constitución -cuyo índice fue aprobado sin leerlo y a mano alzada por 136 diputados de 255- es la piedra angular para cumplir los objetivos del presidente y para corregir la situación de postergación de los indígenas. Según la oposición, se trata de un proyecto utópico de límites difusos que servirá de justificación para un régimen totalitario. Pilares de la nueva Constitución La Carta Magna se edifica sobre tres pilares: la incorporación de sistemas de elaboración de leyes y control político reflejo de las tradiciones indígenas, la puesta en pie de un sistema de justicia que, en teoría, coexistirá con la justicia derivada de la tradición occidental, y una nueva organización territorial de Bolivia. El texto establece por primera vez una justicia indígena que pone en pie de igualdad a los sistemas indígenas con la justicia de corte occidental. Sus detractores señalan que ya de por sí establece dos categorías diferentes de ciudadanos según éstos acudan a una u otra. La posesión de la tierra es la tercera pata sobre la que descansa el proyecto del presidente boliviano. El texto consagra una gran reforma agraria que beneficia a las comunidades indígenas que pasan a disponer colectivamente de los títulos de propiedad. También se refiere a la propiedad colectiva de los recursos naturales y los medios de producción. En paralelo, apela a la descentralización y cambia la organización territorial del país, quitando peso a los nueve departamentos existentes tras la independencia y reconociendo delimitaciones que responden, en teoría, a demarcaciones precolombinas. La oposición señala que no existe documentación histórica que avale dicha partición y que la propuesta trata de mermar fuerza a los departamentos existentes, los más prósperos, y los que se oponen al proyecto indigenista del presidente. Territorio dividido No se puede conseguir un territorio unido si el Ejecutivo y la oposición no concuerdan en la base de su nación que es la Constitución. Una Constitución ha de ser aprobada por mayoría y aceptada por todos los ciudadanos. Si esto no se consigue el territorio se divide en dos mitades irreconciliables. Para ilustrar la situación, esta falta de consenso entre republicanos y falangistas, llevó a España a la Guerra Civil, durante el gobierno de la II República. En Bolivia, la crisis interna ha acabado de empezar, la oposición convocó la semana pasada, una huelga general de 24 horas en sus regiones simpatizantes, seis de las nueve regiones del país, en contra del presidente, Evo Morales, y en protesta por la confrontación en Sucre tras la aprobación de la nueva Constitución. Así lo anunció el Comité Nacional Democrático (Conalde), que agrupa a autoridades regionales y cívicas de los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija, Chuquisaca y Cochabamba. En Pando, el paro fue de 48 horas.