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ONG

El caso del Chad descubre las malas artes de algunas organizaciones

Fotografía
Por Esteban del PozoTiempo de lectura2 min
Sociedad10-11-2007

Los miembros españoles de la tripulación detenidos en el Chad ya han regresado a sus hogares. El problema parece haber terminado. Pero, tras la vorágine de negociaciones y viajes oficiales, se puede vislumbrar uno de los principales problemas de la sociedad: las prácticas ilegales que escasas organizaciones no gubernamentales (ONG) emplean para cumplir con el deseo de solidaridad de muchas personas.

Un amplio número de individuos colaboran con diferentes instituciones para poder ofrecer a los niños pobres una mejor forma de vida que la que llevan en sus países de origen. Esto es lo que ha llevado a la ONG Arca de Zoé al país centroafricano. Se acusa a la organización de intentar secuestrar a más de cien niños para darlos en acogida, con posibilidad de adopción posterior, a familias francesas, a cambio de unos 2.500 euros. En un principio, el fiscal público de Chad había presentado cargos formalmente contra 18 personas, miembros de la tripulación, periodistas y miembros de la ONG. Finalmente, y tras días de declaraciones, sólo se presentarán como responsables del supuesto secuestro a los seis miembros del Arca de Zoé. Ellos afirman que intentaban evacuar de Chad a más de un centenar de huérfanos de la guerra de la región sudanesa de Darfur. Pero, todo indica a que ni eran huérfanos ni eran de Sudán. Este no es el primer caso de una ONG que emplea estas artimañas. En Cataluña ocurrió algo similar. La Generalidad llegó a retirar la licencia a la Asociación de Adopción de Niños en el Congo (Adic) en 2006. El organismo podría haber captado niños que no estaban abandonados y habría pagado 350 euros a intermediarios para engañar a sus familias. Otro supuesto fraude, totalmente distinto a los anteriores, son los cometidos por Anesvad e Intervida. El presidente de Anesvad fue arrestado y acusado de apropiación indebida de fondos en el mes de marzo de este año. Intervida, dedicada a la gestión de apadrinamientos, también está acusada de un presunto fraude de 60 millones de euros. Algo diferente ocurre con algunas ONG que defienden el respeto al medio ambiente, luchando contra la emisión de unos gases que luego emplean en sus propias lanchas motoras. Las ONG se nutren, principalmente, de las aportaciones de las personas anónimas. Por eso, casos como los anteriores perjudican a las demás organizaciones. Hacen que mucha gente se abstenga de colaborar con asociaciones realmente beneficiosas para los más necesitados.