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DEUDA FAMILIAR

Cada día hay más morosos

Por Paula Escalada MedranoTiempo de lectura3 min
Economía21-10-2007

A pesar de que el 80 por ciento de la cantidad que los españoles deben está relacionada con la vivienda, hay otro 20 por ciento que no. Y, ¿de dónde viene esta cantidad? La sociedad de consumo es la respuesta. Hoy en día vivimos por encima de nuestras posibilidades y vemos a los bancos como a Dioses que nos sacan de los apuros económicos. Cuando esto sucede, a veces olvidamos de lo que viene después: los intereses.

A estas alturas sobra decir que contratar una hipoteca ya no es tan sencillo como hace unos años. Los intereses y cuotas iniciales son cada vez mayores y esto afecta tanto a las personas que se plantean comprar un piso vía hipoteca, como a las que ya lo han hecho y ven cómo los tipos de interés suben tienen que pagar más cada mes por su vivienda. Como dato, la Asociación Hipotecaria Española (AHE) ha apuntado en un informe que el incremento de la cuota inicial con respecto a hace sólo un año es del 14 por ciento. Pero la subida de tipos de interés no sólo ha afectado a los que quieren adquirir una vivienda. El endurecimiento de las condiciones que imponen las entidades financieras para otorgar préstamos está afectando también a las familias que acuden a ellos para financiar también sus gastos corrientes. Como consecuencia lógica, el nivel de endeudamiento de las familias españolas no para de crecer. De hecho, la deuda total que acumulan hogares, constructoras e inmobiliarias superó en el segundo trimestre el billón de euros, casi la misma cifra que la del Producto Interior Bruto (PIB). De media, una familia destina el 80 por ciento de sus ingresos al pago de la vivienda. El resto, a vivir día a día y a pagar las facturas. No es de extrañar que muchas de ellas no lleguen a fin de mes y tengan que buscar otras fuentes de obtención de dinero. Los créditos al consumo, los créditos personales y los rápidos de “3.000 euros con tan sólo una llamada” están a la orden del día, son la solución de muchas familias para salir del agujero. Pero lejos de ser la solución, en la mayoría de las situaciones no son más que un frágil parche que tapa la superficie de un agujero que crece en profundidad sin parar. Además, son muchas las personas que ignoran el alto interés de la mayoría de éste tipo de créditos. Así, las familias se ven envueltas en la dinámica de pagar lo que gastan este mes con el crédito de la tarjeta y, el mes que viene ya se apretarán el cinturón. Pero el cinturón va aflojándose mes a mes y, como no tiene hebillas infinitas, llega el momento en el que explota, llega la bancarrota. En lo que va de año, más de 170 familias han acudido a la justicia por no poder pagar sus deudas. En un proceso normal de bancarrota, se liquidan todos los bienes de la familia y con ello se pagan sus deudas. Pero desde que en el año 2004 se aprobara la Ley Concursal, hay otro modo de salir del agujero que se basa en la idea de que, si una empresa puede reflotarse, una familia también. Es la declaración de “quiebra patrimonial”y a ella se han acogido muchas familias en los últimos años. Una vez que una familia se acoge a esta ley, se paraliza todo procedimiento de embargo y se contrata a un profesional administrador que observa los gastos e ingresos de la familia. Una vez conocida esta información, un juez estipula la cantidad mensual de la que dispone la familia para sus gastos diarios y el resto lo destina al pago de los diferentes créditos que la persona tenga. Asimismo, la familia renegocia los intereses de todos los créditos y es aquí donde obtiene los beneficios y puede reducir su deuda. A pesar de ser aparentemente un milagro, esta solución no es apta para todas las familias ya que, como son ellas las que acarrean con los gastos del proceso, muchas veces los costos son superiores a lo que podrían ahorrarse. Patente queda aquí el refrán de que muchas veces es peor el remedio que la enfermedad.