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RUGBY

Sudáfrica arrebata a Inglaterra el ¬cetro¬ mundial

Por Alejandro G. NietoTiempo de lectura3 min
Deportes20-10-2007

Cuando Jake White tomó las riendas de la selección de Sudáfrica, allá por 2004, prometió a sus jugadores que se proclamarían campeones del mundo. Tres años después, el vaticinio del técnico sudafricano se hizo realidad. Los Springboks alzaron por segunda vez en su historia la copa Webb Ellis, en Francia, tras destrozar las ilusiones de una Inglaterra que no pudo reeditar el título logrado en 2003.

“Estoy sentado aquí, tratando de no llorar,… es un sentimiento que no puedo poner en palabras”. La frase corresponde a Juan Smith, capitán de la selección sudafricana, y recoge con fidelidad el sentimiento de su equipo después de alcanzar la gloria en el Mundial de Francia. Los de Jake White estallaron de júbilo tras imponerse a Inglaterra, un defensor del título sin demasiados argumentos, por 6-15. Los Springboks partían como favoritos y lo demostraron desde el comienzo. La espléndida zurda de su zaguero Percy Montgomerie les situó pronto por delante en el marcador. Dos golpes de castigo convertidos por el máximo anotador del campeonato –logró un total de 105 puntos– fraguaron una ventaja de 3-6 para Sudáfrica, después de que Jonny Wilkinson convirtiera otro lanzamiento a palos. Pero la estrella del XV de la rosa, artífice del título cosechado en 2003 y alma de la remontada inglesa para alcanzar la final, no se encontró cómoda en ningún momento. El apertura británico apenas gozó de ocasiones para marcar. La culpable de ello fue la defensa sudafricana, cuya poderosa segunda línea –formada por Victor Matfield y Bakkies Botha– demostró por qué está considerada como la mejor del mundo y fue un quebradero de cabeza para el ataque de su rival. Esa solidez les dio confianza para lanzarse al ataque con determinación. Pero los de Brian Ashton exprimieron al máximo su fortaleza defensiva, la que es su mayor virtud, para contener las ofensivas de su adversario. Inglaterra envitó encajar un ensayo cuando los del hemisferio sur ya rozaban la línea. Aún así, Montgomery aprovechó un nuevo penal para dejar el marcador en 3-9 al descanso. El combinado inglés salió decidido a dar la vuelta a la situación lo más rápido posible. Una brillante jugada del joven centro Matthew Tait, que dejó en evidencia a la hasta entonces implacable defensa contraria, permitió a Mark Cueto posar el balón en la zona de ensayo de Sudáfrica. Sin embargo, el árbitro anuló la jugada: un placaje in extremis de Danie Rossouw provocó que Cueto pisara la línea de banda antes de que el oval contactara con el suelo, por lo que el árbitro de vídeo decidió que no había ensayo. Esta jugada marcó el resto del encuentro. Inglaterra quedó sumida en la impotencia de ver cómo sus ataques chocaban una y otra vez contra el muro defensivo sudafricano. Además, Wilkinson no encontraba ocasiones para lanzar a palos. Sólo pudo anotar un golpe de castigo más hasta el final del choque, pero para entonces Montgomerie ya había alejado más a Sudáfrica con otro penal. Un nuevo lanzamiento suyo y otro más lejano de Francois Steyn sellaron el triunfo de los Springboks. Sudáfrica se mostró como un campeón sólido que supo mantener la regularidad hasta el final. Una correosa defensa y un ataque dinámico y letal liderado por Bryan Habana –autor de ocho ensayos que le permitieron igualar el récord del mítico Jonah Lomu– fueron las grandes bazas del combinado sudafricano. Gracias a ellas, lograron imponerse en todos los partidos que disputaron. Inglaterra, en tanto, se dio con un canto en los dientes con alcanzar la final después de su mal arranque, en el que sufrió una humillante derrota contra los campeones. La reaparición de Wilkinson, que comenzó el Mundial lesionado, permitió a los de la rosa recuperarse. El inglés fue el artífice de las victorias inglesas en cuartos de final, contra Australia, y en semifinales, contra los anfitriones. Francia, tras eliminar a la favorita, Nueva Zelanda, se quedó con las ganas de alzar, delante de su afición, su primer título.