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UNIÓN EUROPEA

Los Veintisiete dan el ¬espaldarazo¬ al Tratado de Lisboa

Por Miguel MartorellTiempo de lectura3 min
Internacional21-10-2007

“Europa ahora es más fuerte”. Con esta frase, el primer ministro portugués, José Sócrates, presidente de turno de la Unión Europea (UE) anunciaba el acuerdo de los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión para la aprobación del Tratado de Lisboa. La crisis institucional en la que se entró con la negativa de los ciudadanos de Holanda y Francia a aprobar el tratado constitucional ha sido sorteada. La construcción europea continúa.

Los líderes de la UE acudían a la reunión celebrada en Lisboa con varios escollos, los más importantes, los de Italia y Polonia. Pero también Austria, que pedía limitar el número de estudiantes alemanes en sus facultades de Medicina, y Bulgaria, que pretendía adaptar la ortografía del euro al alfabeto cirílico, planteaban reivindicaciones. Las exigencias de austriacos y búlgaros fueron fácilmente sorteables, pero Italia y Polonia ponían en peligro el éxito de la reunión en la capital lusa. El Gobierno de Romano Prodi se sentía agraviado por el nuevo reparto de escaños en el Parlamento Europeo -que aumenta hasta 750- ya que perdería 6 eurodiputados (de 78 a 72) y quedaría así en desventaja respecto a Francia (74) y Reino Unido (73). Por su parte, el Ejecutivo presidido por Lech Kaczynski pedía incluir en el Tratado de Lisboa una mención al compromiso de Ioannina, firmado en 1994 y que sólo ha sido empleado una vez en sus 13 años de historia. Esta medida permite que un grupo de países frene una iniciativa que les pueda perjudicar aunque no dispongan de la mayoría necesaria para vetarla en las instituciones europeas. Finalmente, los líderes de la UE acordaron otorgar un escaño más a Italia -que se equipararía así con Francia- excluyendo al presidente de la Unión de las votaciones. En cuanto a Polonia, aceptó la propuesta de incluir en el Tratado de Lisboa un protocolo que menciona el compromiso de Ioannina, que a partir de ahora sólo podrá modificarse por unanimidad de los Estados miembro. Tony Blair, presidente Tras ocho horas de reunión, los líderes europeos lograron cerrar con éxito el nuevo Tratado de Lisboa, que sustituirá al fracasado tratado constitucional, rechazado en referéndum por las poblaciones de Países Bajos y Francia. En el nuevo tratado se incluyen las enmiendas a las dos normas fundamentales de la UE: el Tratado de la UE y el Tratado sobre el funcionamiento de la UE. Quizá dos de las más importantes decisiones que incluye el Tratado de Lisboa sean la maquinaria de Política Exterior común que permitirá poner en marcha y la creación de la Presidencia. A partir de ahora, la UE contará con un presidente electo por dos años y medio y con posibilidad de un segundo mandato. Para el cargo, se postula el ex primer ministro británico Tony Blair, que actualmente desarrolla labores de negociador para el Cuarteto en Oriente Próximo. En cuanto a la política exterior, los Veintisiete acordaron iniciar las negociaciones para la creación definitiva del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y la Política de Seguridad, que será vicepresidente de la Comisión Europea y contará con un gabinete diplomático propio. El objetivo es convertir en una sola la política exterior de los 27 Estados de la UE. Además, el nuevo tratado incluye otra medida destinada a contentar a Polonia, que llegó incluso a amenazar con paralizar el proyecto si perdía la capacidad de veto, con el compromiso de renegociar la doble mayoría en 2014 tras la instauración de un nuevo sistema de cálculo para la mayoría cualificada. También se incrementa el papel de los parlamentos nacionales de cada Estado. Entre las medidas ciudadanas, destacan el reconocimiento de la iniciativa popular, por la cual, un millón de ciudadanos podrán proponer a la Comisión una medida legislativa, así como la Carta de Derechos Fundamentales que, aunque no figurará en el Tratado, éste reconocerá su carácter vinculante. Además de reforzar la colaboración judicial y policial en el ámbito penal -lo que agilizará e incrementará la efectividad de medidas como la Euroorden o la persecución de delincuentes en territorio europeo-, el Tratado de Lisboa incluye un curioso apartado que podría traer más de un problema en el futuro: la posibilidad de los Estados miembro de abandonar la UE.