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TRANSPORTES

Sarkozy hace frente a su primera huelga como presidente

Por Javier de la FuenteTiempo de lectura2 min
Economía21-10-2007

Un éxito de los sindicatos. La primera jornada estaba convocada para el martes de la semana pasada, aunque algunos sindicatos minoritarios alargaron la huelga hasta el jueves. En España, Renfe tuvo que suspender la circulación de 12 trenes que tenían que atravesar el país galo. Quedó patente el poder de convocatoria del sindicato más poderoso que aglutina a miles de trabajadores de la red de transportes, SNFC.

Protestaban por la ampliación del periodo de cotización de los trabajadores de la red de trasportes y de la energía. Una medida que afecta a cerca de 1.600.000 empleados. No sólo se paralizó el transporte ferroviario. En París también se vio afectado el transporte por metro y tranvía. El caos reinó en la capital francesa. Los parisinos echaron mano de sus bicicletas como alternativa al transporte público. Todos los trenes que tenían que haber partido desde España a cualquier punto del país galo o tan sólo atravesarlo también se vieron afectados. Renfe tuvo que anular la salida de unos 12 convoyes con destino a Francia, en su mayoría con origen en las estaciones de Barcelona y de Cartagena. En Madrid también se pudo observar el caos y la sorpresa entre los viajeros. Este periódico vivió de primera mano en la estación madrileña de Chamartín la primera jornada de huelga. El tren hotel que une Madrid con París tuvo que quedarse en las cocheras de la empresa ferroviaria. Muchos viajeros pudieron anular su viaje con antelación, pero no todos. Cuando tan sólo quedaban 30 minutos para que partiera el tren, unas 25 personas no se habían acercado hasta las oficinas de atención al cliente de la estación para anular sus billetes. El caos y el goteo de viajeros fue incesante a medida que se acercaba la hora de salida. LaSemana.es habló con diferentes afectados, en su mayoría matrimonios extranjeros y jóvenes que, mochila en mano, emprendían un viaje en tren por toda Europa. María, malagueña de 32 años y embarazada de siete meses y medio, junto con su marido, comenzaban desde Madrid lo que se preveía como un viaje perfecto hacia la capital francesa. No sabían nada de la huelga y se enteraron una hora antes de comenzar su travesía, eso sí, la sonrisa no se borró de sus rostros. Este periódico fue testigo de la odisea de la pareja. Al día siguiente les esperaba una jornada intensa. Habían contratado excursiones por la capital y Renfe no pudo asegurarles que llegaran a tiempo para realizarlas. La alternativa que les dieron, a ellos y al resto de viajeros, era llevarles hasta Zaragoza en tren y desde allí continuar su periplo hasta París en autobús. No les quedó más remedio que aceptarlo.