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TURQUÍA

EE.UU. provoca la ira de las autoridades turcas

Por Luis Miguel L. FarracesTiempo de lectura3 min
Internacional14-10-2007

Estados Unidos desató la pasada semana la ira de las autoridades turcas después de que una resolución de la Cámara de Representantes calificase de genocidio las matanzas de kurdos en el Imperio Otomano a principios del pasado siglo. La negativa a lo largo del tiempo de reconocer la masacre por parte de Turquía ha abierto una brecha importante en la relación entre Washington y Ankara en la que el Gobierno norteamericano tiene mucho que perder.

El primer ministro del país, Recep Tayyip Erdogan, afirmó apenas un día después de la declaración de la Cámara de Representantes estadounidense que las relaciones bilaterales con Estados Unidos se encuentran en una situación “de peligro”. Como respuesta directa a la resolución de la Cámara de Representantes, Ankara retiró a su embajador en Washington para estudiar las medidas a tomar y darle instrucciones ante una posible rueda de entrevistas con diversas autoridades estadounidenses. Tras una resolución que el presidente norteamericano, George W. Bush, quiso impedir a toda costa, sabedor de que “haría gran daño” a los intereses estadounidenses en Oriente Próximo, Turquía prepara ahora las represalias contra el que ha sido su aliado transatlántico. Las más probables serán la restricción del uso de la base militar de Incirlik, clave para el abastecimiento de tropas en Iraq y Afganistán, y el cierre del espacio aéreo turco a aviones procedentes de Armenia, con quien Turquía tiene las relaciones congeladas. Mal momento para los intereses norteamericanos El litigio entre la Administración norteamericana y el Ejecutivo turco no llega precisamente en el mejor momento. El malentendido sobre el caso armenio abrirá una batalla diplomática de la que se resentirá el Kurdistán iraquí. Y es que pese a la oposición de Washington, temeroso por la estabilidad de la región, en Ankara se ultiman los detalles para dar luz verde al Ejército para operar tras la frontera de Iraq contra las milicias del PKK kurdo, que en los últimos meses ha intensificado sus operaciones en suelo turco. Las autoridades estadounidenses están intentando negociar con Turquía para buscar una solución diferente a la de las incursiones militares, pero con un Ejército tan influyente en política como el turco y con la confrontación acerca del genocidio armenio la capacidad de persuasión de Estados Unidos se encuentra gravemente dañada. El genocidio armenio A principios del pasado siglo, el Imperio Otomano, predecesor de la actual República de Turquía, convivía en relativa paz con la minoría armenia, cifrada entonces en algo más de dos millones de personas. Sin embargo, coincidiendo con el auge nacionalista de otros territorios del Imperio como Bulgaria, Rumanía o Serbia, los armenios de la Península de Anatolia comenzaron a desarrollar un sentimiento nacionalista que pondría en jaque las relaciones con el pueblo turco. Ya en los albores de la I Guerra Mundial, las represalias contra el incipiente nacionalismo armenio se tradujeron en dos matanzas, la Masacre de Hamidian y la Masacre de Adana, que acabaron con la vida de casi 300.000 personas. Sin embargo, lejos de apaciguar los ánimos, las operaciones otomanas en Armenia recrudecieron la situación. Con el estallido de la I Guerra Mundial, el Imperio Ruso realizó todo un golpe de efecto en el frente turco presentándose al pueblo armenio como un aliado para obtener la independencia. La promesa de Moscú se tradujo en sublevaciones a favor del Ejército zarista en todo el frente, lo cual dificultó enormemente el éxito del Imperio Otomano en el conflicto. Sin embargo, con la inesperada salida de Rusia en la Guerra tras la Revolución de Octubre, Turquía recuperó los territorios perdidos en Armenia y dispuso una red de campos de trabajo a la que los traidores armenios fueron enviados. Se calcula que casi un millón de ellos perdieron la vida en el periodo de entreguerras.