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SER UNIVERSITARIO

“La vida de los otros”

Fotografía
Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión23-09-2007

Llega al mercado del DVD La vida de los otros, película de la que tuve la oportunidad de hablar al reflexionar sobre La memoria del cine alemán. Quizá sea lo mejor estrenado este año en España y la reciente muerte del actor principal, Ulrich Müe, cuyo testamento final podemos disfrutar en esta película, me obligan de nuevo a hacer memoria. La película cuenta la historia de una pareja de artitas -dramaturgo y actriz- en la República Democrática Alemana (RDA) a principios de los 80. Pretenden mantener su arte y vida al margen de la política, pues encierran en su corazón la contradicción por defender a un país al que aman y a sus amigos artistas que ofrecen una resistencia beligerante al régimen. Al final, la propia vida les empuja a un compromiso mayor contra los abusos de la Alemania comunista, y con los riesgos para sus vidas que ello conlleva. El protagonista de la película, no obstante, no pertenece al mundo del artisteo que nos es presentado. Müe interpreta a un espía alemán, especialista en escuchas, interrogatorios y observación; capaz de desvelar a los más discretos traidores al régimen y entrenador de los futuros espías para el régimen. La película presenta la genialidad de hacer protagonista no a quien habla, sino a quien escucha. Pues este espía, enamorado de los grandes fines de la RDA, va poco a poco derrumbando el muro de sus prejuicios para descubrir lo equivocado de los medios. Si él enseñó en las aulas las técnicas para escuchar prejuzgando al otro como culpable, a lo largo de la película aprende los secretos de una escucha sincera, abierta, sin prejuicios. La única escucha capaz de mejorar al hombre. La película, basada en hechos reales, emociona por la transformación interior y el camino de redención emprendido por varios de los personajes, pero no cae en el topicazo hollywoodiense de que hacer el bien es fácil y todo sale bien. Escuchar a la propia conciencia y actuar en consecuencia puede costar la vida. Y, por eso, este hacer el bien auténtico y comprometido que ofrece La vida de los otros nos sobrecoge como ninguna comedia romántica puede hacerlo. Nos sobre coge y nos recuerda la grandeza que está en la mano de cualquier ser humano. Incluso de aquel a quien, en principio, no le toca sino escuchar.