MUSEOS
Un paseo por la Barcelona modernista en Amsterdam
Por Laura de la Torre Quintás2 min
Cultura21-09-2007
A los muchos sitios de interés en Ámsterdam, desde esta semana se le suma un nuevo punto turístico: la posibilidad de viajar en el espacio y el tiempo hasta la Barcelona modernista a través de una exposición en el museo Van Gogh. La muestra, dedicada a la urbe que se convirtió en esa época en capital industrial y centro cultural y que podrá visitarse hasta el próximo 20 de enero, realiza un recorrido por distintos lugares simbólicos y geográficos a través de más de 200 piezas procedentes de colecciones públicas y privadas.
La exposición Barcelona 1900, diseñada como un "paseo" por la ciudad modernista y que el visitante puede recorrer con la ayuda de una "guía turística", refleja todas las facetas de la vida de la época por medio de fotografías, documentales, muebles, joyas, pinturas y otros objetos. La muestra recoge diversos nombres con los que se conocía a Barcelona: la Manchester catalana, la Rosa de Fuego, la Ciudad de las Bombas, la París del Sur... apelativos que reflejan la ebullición cultural por un lado y una realidad de conflictos por el otro. Se exhiben una serie de planos que ubican al visitante: la ampliación de la ciudad diseñada por Ildefons Cerdà, el primer plano de Barcelona en el que aparecen los monumentos de la ciudad, que data de 1914 y los bocetos de los diferentes pabellones de la Exposición Universal de 1888. Tras esa primera presentación de la ciudad, la mirada se pasea por los interiores de las fábricas, por el "escaparate de la burguesía" que representaba el Liceo o por las joyas diseñadas entre otros por la firma Masriera Hermanos. También se recoge la imagen de París que artistas como Santiago Rusiñol y Ramon Casas expusieron entre 1889 y 1892 en la Sala Parès, sin olvidar Sitges, el emblemático café Els Quatre Gats y los libros que se convertían en elementos artísticos. La aparición de la clase obrera durante la etapa de la industrialización también aparece retratada en el filme Barcelona en tranvía (1909, Ramón de Baños) o en la pintura La nena obrera (Joan Panella, 1882), un fiel retrato de las condiciones de trabajo en la época. En contraste y como parte de la dualidad de la ciudad, la exposición exhibe asimismo la riqueza de los interiores de casas como la Batlló o Milá, el esplendor arquitectónico marcado por el inicio de la construcción de la Sagrada Familia, el Hospital de Sant Pau, el Palau de la Música, de Lluis Domènech i Montaner, o el laberíntico parque Güell, de Gaudí. La muestra, comenta Sala, no tiene un "final feliz", porque termina con la proyección de postales con escenas de las revueltas ocurridas durante la Setmana Tràgica (26 julio-2 agosto 1909), otro reflejo del dinamismo y los contrastes del momento.