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DIADA DE CATALUÑA

Montilla apela al optimismo para defender el Estatuto

Por Enrique García GarcíaTiempo de lectura2 min
España11-09-2007

Ante el descontento generalizado... muchas dosis de optimismo. Ya sea en forma de confianza o de fe, según como se mire. Este fue el antídoto aplicado por el presidente de la Generalitat, José Montilla, durante la celebración de la Diada catalana, tan solo unas semanas después de la crisis de las infraestructuras.

Montilla advirtió de que “el regateo, la laminación, la obstrucción interesada” del texto no es lo que va a solucionar el “problema del encaje de Cataluña en España”. La solución parecía darla el propio Montilla más adelante. "Ser amigo de Cataluña, aceptarla, respetarla, asociarla... es la manera moderna y de futuro de ser español", dijo. Asimismo, una vez más, el líder catalán no desaprovechó la ocasión para enterrar las crisis más recientes bajo la confianza en un futuro mejor de la mano del Esatuto. En ese sentido, apeló a la legalidad para asegurar que el texto autonómico es "una ley orgánica" y advirtió que va a “exigir” que se cumpla, pero destacó su ánimo de "entendimiento". La otra cara de la moneda la podía representar ese día el líder de CiU, Artur Mas, quien dijo sentirse identificado con la figura de Josu Jon Imaz por sus tesis de llegar a la “soberanía” con toda la lentitud que sea necesaria para hacerlo con una base de apoyo popular mayoritaria y, sobre todo, sólida. Durante los actos que llevaron a cabo en la mañana, y que comenzaron con una ofrenda floral ante el monumento de Rafael Casanova, representaciones políticas de todos los partidos catalanes se personaron para compartir el encuadre de las fotografías. En torno a un centenar de manifestantes se dieron cita también, procedentes al parecer de colectivos independentistas radicales, pero esta vez para abuchear a los líderes que allí acudían, aunque los incidentes no fueron más allá de las palabras. La peor tormenta de gritos tuvo que soportarla la delegación popular con su nuevo dirigente, Daniel Sirera a la cabeza. Siendo el blanco de gestos amenazadores y tachados de “fascistas” por los manifestantes, Sirera declaró tras la ofrenda que, si su partido ha vuelto a formar parte de la ceremonia es para “dar voz a los catalanes que no somos nacionalistas” porque la Diada ha de ser una “fiesta de todos, y no monopolizada por unos cuantos”. Sirera también le quitaba hierro a la actitud hostil de los independentistas asegurando que lo visto ese día no es el sentimiento mayoritario de los catalanes.