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CONSUMO

La seguridad de los niños, a debate tras el caso Mattel

Por LaSemana.esTiempo de lectura1 min
Sociedad31-08-2007

A principios agosto Mattel, el mayor fabricante mundial de juguetes, anunció la retirada del mercado de 1,5 millones de juguetes, comercializados bajo la marca Fisher-Price, por haberse detectado un excesivo nivel de plomo en la pintura. Dos semanas después anunció una retirada de 18,2 millones de juguetes por contener pequeños imanes mal fijados.

El gigante juguetero recalca en todo momento que la retirada es preventiva y voluntaria y que no existe un riesgo real para el consumidor. Los juguetes afectados fueron fabricados en China incumpliendo los estándares de calidad que la multinacional norteamericana fijaba a sus proveedores asiáticos. En España Mattel retirará medio millón de juguetes de las series Barbie, Polly Pocket y Cars entre otros, se ha habilitado un número de teléfono (902 20 30 10) para que los consumidores puedan solicitar el cambio de los juguetes defectuosos por otros de valor idéntico o superior. Al ser interrogados acerca de los controles de calidad las autoridades chinas de la Administración Estatal de Supervisión de Calidad, Inspección y Cuarentena (AQSIQ) denegaron tener conocimiento del problema, a pesar de que una empleada de la misma agencia reconoce que los riesgos eran conocidos desde marzo. Como respuesta ante la retirada de los productos del gigante asiático, China ha respondido impidiendo la entrada en el país de tres tipos de galletas de la popular marca norteamericana Campbell’s por considerar que contienen niveles de aluminio superiores a los permitidos. No es la primera vez que China contraataca comercialmente ante la retirada de sus productos, a principios de este mes la Aqsiq ordenó la prohibición de las importaciones de pescado procedentes de Indonesia en respuesta a la retirada por parte de este país de caramelos chinos de la marca Conejo Blanco, muy populares en todo el sureste asiático. La Aqsiq ya se ha visto envuelta en otros escándalos que involucraron desde comidas contaminadas para mascotas hasta medicamentos y neumáticos, juguetes y pasta dental.