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MEDIO AMBIENTE

Un gran terremoto asola Perú

Por Esteban del PozoTiempo de lectura2 min
Sociedad16-08-2007

Qué poco se necesita para estremecer un país, y más si la mayoría de las casas construidas son de adobe. Esto es lo que ocurrió en Perú el pasado 15 de agosto. Un terremoto de 7,9 grados en la escala Richter, con epicentro en Pisco, arrasó una parte de la costa peruana llevándose con él a al menos a 500 personas y dejando heridas a otras 1.500.

Las ciudades más afectadas han sido Ica, la capital, Lima, Chincha, y sobre todo Pisco. Al principio el caos fue total, la población tuvo que abandonar sus hogares, sus lugares de trabajo, y en algunos casos pasaron la noche en la calle. Los hospitales de Chincha no daban a basto, según el ministro de Salud de Perú. En Ica se improvisaron hospitales de campaña en medio de la oscuridad, ya que el seísmo acabó con el fluido eléctrico, y en Pisco el 70 por ciento de las infraestructuras fueron destruidas. Precisamente es en esta ciudad del litoral peruano donde el terremoto atacó con más fuerza, no sólo por ser el epicentro de este, si no por que la mayoría de los materiales de los que estaban construidos los casas no consiguieron resistir al temblor. Reflejo de esto es que de los 500 fallecidos, 200 se dieron en Pisco, y al contrario que en esta ciudad, en la capital, la mayoría de los edificios aguantaron la embestida, como la venerada imagen del Señor de Lauren de Ica que a pesar de que el campanario se derrumbó, la Virgen quedó intacta. Esta zona es propicia para los terremotos, en los últimos seis años ha habido que lamentar dos seísmos más, el último en 2005. Como en la mayoría de las catástrofes naturales, las primeras reacciones del resto del mundo fueron de una solidaridad exquisita. ONG como Médicos Sin Fronteras, Intermón, Ayuda en Acción o Acción contra el hambre pusieron todos sus efectivos en recaudar dinero y en llevar las primeras necesidades básicas al país. En particular, Cáritas ha llevado a cabo la operación 50.000 panes de la esperanza en Pisco. En total, esta organización ha repartido a las víctimas del terremoto un total de 279 toneladas de ayuda de primera necesidad como mantas, agua y ropa de abrigo. Al pasar el tiempo, las ayudas se van reduciendo y el olvido comienza a aparecer. Según la embajada de Perú en España, todavía es necesaria más ayuda, para reconstruir sobre todo la malograda ciudad de Pisco.