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TOROS

Los fantasmas y el mito, vencedores de agosto

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Espectáculos31-08-2007

Le comparan -le comparamos- con Manuel Rodríguez Manolete por su toreo vertical, por pisar terrenos imposibles sin enmendarse, aunque la cornada esté cantada. Le comparan -le comparamos- con Manolete aunque la historia y el calendario hagan imposible la semejanza. Nunca han toreado en la misma plaza, la misma tarde, el mismo toro y ante un mismo público.

Es más, ¿quiénes de los que pagan una millonada para ver a Tomás vio torear alguna vez al mandamás de hace 60 años? Sin embargo, hay quien dice -decimos- que José Tomás es Manolete revivido, el propio, tal cual, y que ha resucitado a aquella cornada mortal de hace sesenta años. Al público de los toros siempre le ha gustado apuntarse al bando del triunfador. Al público de los toros siempre le ha gustado narrar la tarde triunfal que ha presenciado como la tarde de las tardes. Al público de los toros le gusta describir al torero de sus preferencias como a un dios y apenas ven al hombre de carne y hueso que tiene miedo, que sufre, que llora, que calla, que se enfada o que, incluso, un día se le cruzan los cables y no hace bien su trabajo. José Tomás torea bajo la lluvia en Madrid. José Tomás se queda quieto. José Tomás templa la embestida. José Tomás, convence, emociona, revoluciona. Pero también, una tarde no muy lejana, José Tomás se deja un toro vivo en Las Ventas y se le perdona, por aquello de que es de otra galaxia. En ocasiones, que no quiere decir que sea esta que nos ocupa, hay más argumentos que memoria, más sueños que imparcialidad, más literatura que afición. Por eso José Tomás no ha encontrado rival en las plazas este mes de agosto. Ni El Juli, como aventurábamos. Algunos periodistas taurinos vamos a adquirir la fama de los informadores del tiempo. Erramos en los pronósticos. Pero como les ocurre a ellos, a veces los vientos inesperados te desvían un anticiclón en el último momento. Ni Ponce, ni Talavante, ni Castella, ni El Cid con su encerrona en ¡Bilbao! con seis toros de victorion. Ni, incluso, Manolete. Ni José Cubero Yiyo en su aniversario de ataúz silencioso. Toda la información taurina da la vuelta al ruedo eterno de la figura de José Tomás, el mito hecho hombre, el torero de la época en que los toros dejaron de interesar a los públicos, según los programadores de TVE. Mientras el mito del torero de Galapagar crecía, en la televisión pública se daba la puntilla a las retransmisiones de festejos taurinos... Parece no haber noticias aparte de José Tomás. Y eso que José Tomás no da titulares, sino que los provoca. Además de listo, es mudo. No habla. Ha hecho de silencio su casa y en ausencia de palabras es a quien más se le oye. Los públicos y los medios ya se encargan -nos encargamos- de difundir su lucha con los fantasmas. Pero el mito, también contribuye, al menos, a que la fiesta palpite en el pecho de muchos.