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UNIÓN EUROPEA

Sarkozy impulsa una Unión Mediterránea para alejar a Turquía de la UE

Por Luis Miguel L. FarracesTiempo de lectura4 min
Internacional15-07-2007

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, realizó la pasada semana una pequeña gira por el Magreb en la que visitó Argelia y Túnez con un conejo bajo la chistera en su agenda política. Y es que el mandatario aprovechó su estancia en ambos países costeros para impulsar su iniciativa de crear una Unión Mediterránea paralela a la Unión Europea con un claro objetivo de fondo, el de contentar a Turquía con una pertenencia a dicha institución y frenar sus ambiciones de entrada en la UE.

Según el propio Sarkozy, tras su visita al norte de África consiguió convertir a los presidentes Abdelaziz Buteflika (Argelia) y Zine el Abidin Ben Alí (Túnez) en "ardientes defensores” de su propuesta. No obstante, no todos los sectores políticos mediterráneos, ni por supuesto europeos, recibieron la iniciativa con la devoción que su presidente esperaba. En primer término, Ankara se apresuró a rechazar su adhesión al hipotético y a día de hoy escuálido proyecto de la ribera del Mare Nostrum como una alternativa a su integración plena en UE. Pero además, en Bruselas se multiplican las voces que señalan a que el proyecto de Sarkozy es otra propuesta vacía de ideas de las que proliferan últimamente en los estados europeos que se irá rellenando con los intereses de turno de los mandatarios continentales y no con una base ideológica o de objetivos medianamente sólida. También algunos expertos en politica de vecindad de la UE como Antonio Missiroli, politólogo del European Policy Center de Bruselas, acusan a Sarkozy de no pretender nada más que dar un golpe de efecto entre la población musulmana francesa para demostrar el interés de París por los países emisores de emigrantes. Missiroli llegó incluso a señalar que la propuesta podría ser fruto de la buena sintonía francoalemana en su aversión a la entrada de Turquía en la UE y que la Unión Mediterránea no tendría otro objeto que repartir entre París y Berlín áreas de influencia en la orilla sur del charco. La posición oficial de Bruselas es de desconocimiento de la iniciativa y espera estudiar las bases que presente el propio Sarkozy, que aún no ha detallado ningún aspecto de lo que sería su proyecto. Turquía en la UE, motivos para el "no" El mapa político europeo actual se encuentra dividido entre el apoyo y el rechazo de la adhesión de Turquía a la UE. El extremo del "no" lo lideran actualmente Francia y Alemania, que con más de dos millones de inmigrantes turcos en sus fronteras teme un éxodo a gran escala desde Anatolia. Pero la base ideológica de la aversión a la entrada de Turquía en Europa va mucho más allá de posibles problemas migratorios. Por un lado está la cuestión identitaria, firmemente defendida por la rama democristiana, que rechaza que Turquía forme parte de la UE por no compartir ni una tradición política, social, ética, cultural, religiosa e incluso geográfica común con la de los pueblos europeos. Otro de los principales apoyos del "no" se sustenta en que, de formar parte de la Unión, Ankara rompería la balanza del reparto de poder con sus más de 70 millones de habitantes. El hecho de que un país fuese uno de los líderes en las votaciones europeas estando tan sumamente alejado de ser considerado una potencia económica dentro de la UE preocupa a muchos políticos continentales. Además, precisamente esa naturaleza económicamente rezagada de Ankara es otra de las preocupaciones europeas, ya que según estudios recientes la adhesión turca costaría alrededor de 20 millones de euros al año. La renta per cápita del país no supera el 30 por ciento de la media de la Europa de los 25. Otros aspectos importantes para los turcoescépticos son las necesarias reformas del código penal turco, la tortura a presos, el conflicto de Chipre con Grecia, el status del pueblo kurdo, la continua injerencia del Ejército en los asuntos de Estado (con varios pronunciamientos a sus espaldas) y la paradoja de que el único estado laico de mayoría musulmana esté gobernado por un partido islamista. Turquía en la UE, motivos para el "sí" Los motivos para el "sí" vienen económicamente avalados por lo que supondría para las potencias europeas un nuevo mercado de 70 millones de personas para los productos nacionales de cada estado miembro. Además, ven en Turquía un posible aliado diplomático para Europa con el mundo islámico y un ejemplo a seguir por el resto de naciones menos moderadas religiosamente para que aborden reformas que les acerquen a los Derechos Humanos. Además, la entrada de Turquía en la Unión, con una natalidad infinitamente más alta que la de la media de la Unión, podría significar una solución al envejecimiento de la población continental que puede poner en peligro sistemas sociales básicos. Asimismo, los líderes turcófilos defienden que con Ankara en Europa se asegurarían mejores rutas de suministro energético para toda la Unión.