Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

DIVISAS

El euro se establece como una moneda internacional fuerte y prestigiosa

Por Laura M. ÁlvarezTiempo de lectura2 min
Economía15-07-2007

El euro cerró la semana en el umbral de los 1,38 dólares frente a la caída que está sufriendo el billete verde por los datos negativos del mercado hipotecario norteamericano y del posible viraje de su política monetaria hacia un escenario de bajada de los tipos de interés.

Desde principios de año, la cotización de la moneda única europea se ha elevado en más de un 4 por ciento, un alza que se ha cuadriplicado desde principios del 2006. Frente al yen también ha marcado máximos históricos que rondan entorno a las 163 unidades de la moneda nipona. Este ascenso se explica parcialmente por la salud económica de la eurozona, y las perspectivas de un nuevo alza de las tasas de interés del Banco Central Europeo (BCE) para el próximo mes de septiembre. Los hogares no pasan por su mejor momento para cumplir con sus pagos mensuales debido al alza de las tasas de interés. La cotización de la divisa europea, que está en máximos, podría llegar en las próximas semanas a los 1,40 dólares, debido a la aceleración en el crecimiento y a las previsiones económicas de la zona euro, las cuales son mejores de lo que se esperaba hace algún tiempo. El euro también se ha beneficiado de las alzas aplicadas por el BCE y el Banco de Inglaterra a las tasas de interés. Concretamente, el BCE subió la tasa a un 4,25 por ciento, mientras que el banco inglés lo hizo hasta el 5,75 por ciento. Mientras tanto la Reserva Federal de Estados Unidos ha mantenido su tasa de referencia en el 5,25 por ciento desde hace más de un año, lo que ha provocado que disminuya el atractivo del dólar para los inversores internacionales. Este panorama genera ganadores y perdedores; es una ventaja para los importadores y las industrias con un fuerte consumo energético en Europa, aunque no favorece a los exportadores. Para los consumidores es un tiempo de relativa bonanza, a pesar de que las tensiones se han doblado entre los socios europeos, particularmente Alemania y Francia, a raíz de la fuerte campaña que lleva a cabo Nicolas Sarkozy para frenar el ascenso del euro.