REINO UNIDO
Gordon Brown ¬toma las riendas¬ del Gobierno británico
Por Luis Miguel L. Farraces3 min
Internacional01-07-2007
El escocés Gordon Brown tomó la pasada semana el testigo definitivo de su predecesor al frente del Gobierno británico y del Partido Laborista durante la última década, Tony Blair, convirtiéndose así en el nuevo primer ministro de Reino Unido. La pericia económica, su duro antagonismo con Blair en los últimos años, cierto espíritu euroescéptico, un estilo de trabajo minucioso y metódico y una preocupante falta de carisma son algunas de las principales características del nuevo inquilino del número 10 de Downing Street.
Brown, principal responsable de que Reino Unido haya atravesado uno de sus mayores periodos de estabilidad económica de los últimos tiempos al frente de la cartera de Economía, asume desde la pasada semana el reto no sólo de dirigir su país hasta el año 2010, sino el de frenar la caída en picado de los laboristas en las encuestas a favor del Partido Conservador. Para ello, Brown se ha ganado una fama de gran economista, algo tradicionalmente reservado a los candidatos tories, que suple la falta de carisma que le señalan algunos, acostumbrados al halo mediático del primer ministro saliente Tony Blair. Este tema, el de la falta de tirón, es uno de los que más preocupan en su partido dada la creciente popularidad del candidato conservador David Cameron. En su bagaje como principal responsable económico británico, Brown dio la independencia gubernamental al Banco de Inglaterra en 1997 y se consiguió interponer su parecer al de Blair en cuanto a la implantación del euro en Reino Unido. Brown presentó ante el Consejo de Ministros una serie de condiciones que debían darse antes de que Londres aceptara la moneda única en detrimento de la libra esterlina. Su espíritu euroescéptico fue, en cualquier caso, un punto a su favor de cara a una población que mira a Bruselas con recelo y que quiere mantener su independencia a toda costa. Además, Brown ha sido capaz durante esta última década de reducir año tras año la tasa de desempleo y de mantener controlada la inflación, un logro que envidian muchos países de la eurozona. En la lista de asuntos pendientes del líder laborista permanecerán la necesaria reforma del sector público, la crisis de las pensiones en el país, la subida generalizada de impuestos y el creciente déficit comercial. Primeras promesas El día de su investidura, Brown anunció prontas reformas económicas con el fin de mejorar la sanidad y un paquete de medidas sociales encaminadas a las clases baja del país. Además, el nuevo primer ministro declaró que en política exterior la cuestión fundamental seguirá siendo la lucha contra el terrorismo pero se desmarcó en cierta medida de las invasiones de Afganistán y, sobre todo, de Iraq que tienen un nivel de popularidad entre la población bajo mínimos. Respecto a las intervenciones militares, Brown aclaró que “no pueden ser la única vía para derrotar a los grupos terroristas”, pero reconoció que su país seguirá formando parte de ambas misiones para “seguir jugando un papel fundamental en la resolución de conflictos”. Amén de todas estas reformas, la novedad más importante es el recorte de competencias del cargo de primer ministro que el líder laborista prevé impulsar durante su candidatura, concretamente la anulación de las denominadas prerrogativas reales. Esas prerrogativas permiten a día de hoy al premier llevar a su país a una guerra o intervención armada, otorgar títulos honoríficos, la ratificación de tratados internacionales y otra serie de medidas sin contar con el apoyo del Parlamento. El objetivo de Brown es acabar con todos estos privilegios. Renovación radical del Ejecutivo El hecho de que la era Blair ya es historia se refleja a la perfección en la radical renovación del Gobierno por parte del nuevo primer ministro, que ha incluido a nuevos valores y a viejos aliados personales en el Ejecutivo. Para empezar el nuevo titular de Exteriores será David Miliband, un gesto del que las malas lenguas dicen que se trata de una recompensa por no haber presentado una candidatura alternativa para tomar el mando laborista. Miliband, allegado al ex primer ministro Blair, se ha mostrado tradicionalmente crítico con la Guerra de Iraq y está considerado como un valor en potencia dentro del partido. El ministerio de Economía, huérfano tras la marcha de Brown, tiene un nuevo líder. Alistair Darling será el nuevo responsable de la Cartera ocupada otrora por el primer ministro y todo apunta a que seguirá una línea continuista con el trabajo de su predecesor. Al frente de Interior estará por primera vez una mujer, Jacqui Smith y Des Brown será el titular de Defensa. Entre el resto de miembros del Gabinete destaca la vuelta de Jack Straw a un Ejecutivo, esta vez como responsable de Justicia.