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BALONCESTO

El espíritu de equipo devuelve al Madrid al éxito en la liga ACB

Fotografía
Por Álvaro HeraltaTiempo de lectura3 min
Deportes24-06-2007

Muchos jugadores nuevos, bajas de hombres importantes en la consecución del título de 2005, la llegada de un entrenador poco conocido para la gran mayoría, no disputar la Euroliga, lesiones importantes... Todos parecían motivos más que suficientes para que el Real Madrid considerara esta temporada de transición. Sin embargo, su ambición y el espíritu de equipo les ha llevado a su superar la adversidad y redondear con el triunfo en la ACB un año extraordinario.

La temporada comenzó con dudas en el Real Madrid. Tras la marcha de Bozidar Maljkovic, el club tuvo muchas dificultades para conseguir un sustituto para el serbio. Finalmente, tras la negativa de entrenadores como el croata Jasmin Repesa y Aíto García Reneses, se decidió apostar por Joan Plaza. El catalán era un desconocido para el gran público, pues debutaba como primer entrenador pese a tener una experiencia de más de veintitrés años en los banquillos, y con el Campeonato de España sub-20 de 2001, con el Joventut, como único título. Finalmente, su conocimiento del club le valió la confianza arriesgada de los directivos. A la hora de confeccionar la plantilla, El equipo se vio la baja de jugadores importantes como Igor Rakocevic y Mickaël Gelabale. En su lugar llegaron Kerem Tünçeri, Ratko Varda, Charles Smith, Raúl López y Álex Mumbrú. El objetivo era asegurar una plaza para la próxima edición de la Euroliga y conseguir algún título: ACB, Copa del Rey y Copa ULEB. Pero el Madrid, en su primer partido de la liga regular, humilló al campeón vigente, Unicaja, y empezó a dar muestras de porqué no sería un año de transición. A esta victoria le siguieron doce más y el equipo de Vistalegre se ganó, tras acabar la primera vuelta como campeón de invierno, el respeto de la ACB. Las rotaciones que Plaza ha llevado a cabo, con no más de 26 minutos por partido para los jugadores, se vieron aderezadas con la conjunción de estilos de López y Tünçeri, que han sabido mover al equipo con inteligencia. Los pívots han recuperado un notable protagonismo: Felipe Reyes y Axel Hervelle se han convertido en dos auténticas estrellas. Además, Louis Bullock volvió a ser desequilibrante en la posición de escolta, ayudado además por Smith y Reyes en la anotación. Pero el factor más determinante ha sido la cohesión que ha logrado Plaza en el grupo, que le ha llevado a superar lesiones de jugadores importantes como Venson Hamilton, López y Varda. Así se presentaron los blancos a la Copa del Rey, donde sólo una impecable defensa del Barcelona impidió que los blancos se alzasen con el triunfo en la final. Pero Plaza aprendería de sus errores: la segunda vuelta no fue tan arrolladora y por la necesidad de dosificar esfuerzos conforme se acercaba la final de la Copa ULEB. Por ello, se fichó a un viejo conocido, Marko Milic, y al pívot Blagota Sekulic. Los blancos consiguieron alzarse con el título europeo y la clasificación directa Euroliga. El esfuerzo pasó factura al término de la la fase regular, cuando cedieron el liderato al Baskonia. Los playoff no llegaron en el mejor momento, y tras una minipretemporada, el Madrid pudo eliminar al Pamesa Valencia con una cierta comodidad. No obstante, Plaza tuvo que imponer su autoridad y castigar a Felipe Reyes por su actitud. Los problemas llegaron en semifinales, contra el Joventut; los badaloneses pudieron conseguir el pase a la final en su cancha, pero el Madrid encontró coraje para forzar el quinto partido, en el fortín de Vistalegre, donde no falló. En la final, contra el Barça, el objetivo era tomarse la revancha de la Copa. De la mano de un Felipe Reyes centrado y fenomenal, los blancos ganaron los dos primeros partidos de la serie, pero los azulgranas sacaron el orgullo a relucir forzando el cuarto partido. Consciente de la necesidad de no relajarse ni un instante, los blancos se sobrepusieron al animoso público del Palau y se proclamaron campeones. Reyes fue nombrado jugador más valioso (MVP) de la final y Plaza se convirtió en el tercer técnico, tras Luis Casimiro con el Manresa en 1998 y Svetilav Pesic con el Barça en 2003, capaz de ganar el título en su año como debutante.