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VELA

El Luna Rossa espera rival en la final

Por Guillermo BenavidesTiempo de lectura3 min
Deportes20-05-2007

Acabados los round robin una embarcación ya ha superado las semifinales con pasmosa facilidad. El Luna Rossa se deshizo del Oracle con un contundente 4-1 y espera rival en la final de la Copa Louis Vuitton. El New Zealand tiene todas las papeletas para convertirse en su oponente, aunque el Desafío Español todavía aguanta estoicamente.

El Emirates Team New Zealand y el BMW Oracle partían como grandes favoritos para enfrentarse entre sí en la final de la Louis Vuitton. De sus rivales, sólo el Luna Rossa parecía con posibilidades de plantar cara. El Desafío Español, en su primera semifinal, no parecía presa difícil: el cruce entre los kiwis y los españoles no se le presentaba muy complicado a los oceánicos visto el 7-0 endosado en los actos previos. Por eso no extrañó, a pesar de la buena labor anterior del Desafío, que en la primera regata, los neozelandeses fuesen siempre por delante y ganaran con 43 segundos de ventaja. En la segunda regata, más de lo mismo. El patrón del barco español, Karol Jablonski, volvió a fallar en la presalida, lo que le quitó casi toda opción de victoria a su embarcación. Todo lo contrario que en la tercera jornada de semifinales. Los tripulantes de Jablonski clavaron la salida, pero además, se vieron favorecidos por una penalización a su contrincante. Con todo esto, el Desafío hizo historia al imponerse por primera vez en una regata de semifinales, en la que aventajó al Emirates en 1'14". Pero la alegría les duró un día, ya que al siguiente, estos inclinaron la balanza a su favor al volver a ganar por 43 segundos, en una regata igualada, donde el mayor acierto en las maniobras de viraje favoreció al New Zealand. El tomar una buena salida no garantiza siempre la victoria, porque en el quinto enfrentamieno, las dos esloras que consiguió el Desafío al comienzo se quedaron en una desventaja de 1'49" al cruzar la línea de meta. Pero el sueño español, que empezaba a desaparecer con el 4-1 parcial, se mantuvo gracias a la victoria en la sexta jornada. Una salida perfecta, una buena elección del lado del campo y las excelentes maniobras le permitieron ganar a los oceánicos, aunque sólo por 15 segundos, lo que deja la eliminatoria en 4-2. Una victoria en la próxima regata del Emirates le llevaría a la final. Ahí le espera el Luna Rossa italiano. El que quedase tercero en los round robin ha vuelto ha meterse en una final tras ganar al que era favorito en su eliminatoria, el BMW-Oracle estadounidense. Un contundente 5-1 fue el balance de los enfrentamientos. Pese a parecer una victoria aplastante por parte transalpina, lo cierto es que los duelos fueron muy igualados. En el primero, solo un golpe de viento que favoreció a los europeos resolvió el choque, con una ventaja en meta que no reflejaba la realidad, ya que fue de más de dos minutos. En la segunda regata, el Luna Rossa se mantuvo por delante siempre, aunque seguido de cerca por los norteamericanos, hasta que en una maniobra efectuada por ambos típica de las presalidas, el Oracle aprovechó su mayor punta de velocidad para imponerse en la meta. Similar fue la siguiente regata, pero los italianos aprendieron la lección y controlaron en todo momento a la embarcación contraria para adjudicarse la victoria. La cuarta regata también fue parecida. El Luna Rossa se afianzó en la primera posición desde el principio, y los estadounidenses iban por detrás, a pocos metros, pero sin posibilidad de adelantar, por lo que llegaron a 29 segundos de los italianos. En la siguiente jornada, la presalida fue bastante movida, ya que el Oracle sufrió dos penalizaciones. La primera de ellas la cumplió al momento, lo que le perjudicó de entrada, y la segunda la hizo en la línea de meta, cuando los italianos ya habían dado un paso más en su camino a la final, que se consumaría en la sexta regata entre los sindicatos. En esta, los americanos decidieron a la desesperada cambiar a su caña para intentar variar la tónica de los anteriores enfrentamientos, pero de nada les sirvió. Tras una salida igualada, los italianos cruzaron al meta por delante con caras de alegría.