ITALIA

Romano Prodi continúa como primer ministro tras una pírrica mayoría

Por J. F. Lamata Molina1 min

Internacional03-03-2007

Romano Prodi obtuvo, el pasado miércoles, la confianza de 162 senadores frente a los 157 que no se la otorgaron. Dos días después, en el Congreso de los Diputados, logró 342 votos a favor y 253 en contra. Con ambas votaciones concluye la crisis del Gobierno italiano.

El primer ministro dimisionario Romano Prodi consiguió superar la moción de confianza tanto en el Senado como en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, las votaciones estuvieron muy ajustadas por lo que sigue siendo vulnerable a futuras deserciones de algún senador de su fragmentada coalición, como ocurrió la semana anterior provocando la dimisión de Prodi. Prodi dimitió después de que su última ley sobre la presencia de tropas italianas en conflictos obtuviera el respaldo de apenas 158 escaños. Este hecho demostró la fragilidad de la alianza de los 16 partidos de centro e izquierda que forman la coalición gubernamental conocida como La Unión. La conclusión es clara: las diferencias de los partidos del Gobierno son varias, pero a nadie le interesa quebrantar la coalición y permitir el regreso de Silvio Berlusconi. "Fue una buena votación", dijo Prodi a los periodistas. "Un amplio margen, pero también el debate mostró que el centroizquierda está mucho más unido que el centroderecha, y eso significa que la labor del Gobierno seguirá adelante con fuerza", añadió. Prodi tiene que demostrar si sus palabras las sostendrán con hechos, pues se acerca la fecha para la aprobación de los próximos presupuestos del Estado. El ex primer ministro Silvio Berlusconi se mostró escéptico ante el nuevo Gobierno: "Está tan ridículamente orgulloso de su proclamada mayoría, pero no tiene votos suficientes para aprobar el decreto de Afganistán", manifestó el líder de la derecha italiana. A pesar de la confianza recogida por Prodi, una encuesta mostró que el 40 por ciento de los italianos cree que el Gobierno sólo durará unos meses. Y teniendo en cuenta la historia parlamentaria de Italia -ningún primer ministro ha durado más de cinco años- es difícil ser optimista.