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VIOLENCIA DOMÉSTICA

56 hombres han muerto en 2005 en el ámbito familiar

Por Elena R. BlázquezTiempo de lectura1 min
Sociedad24-12-2006

Un estudio internacional sobre género, alcohol y cultura informó, en 2004, que el 1,6 por ciento de los hombres encuestados había sido objeto de agresiones físicas en los dos últimos años. El año pasado, el Ministerio del Interior rebeló en su anuario que 56 hombres murieron en el ámbito familiar, y otros 23.700 recibieron malos tratos de manos de cónyuge.

link=http://www.mir.es/MIR/Publicaciones/catalogo/anuarios/anuarios05/anuario2005.pdf>Dicho anuario, ya en 2001, avisaba de que el 20 por ciento de las denuncias por agresiones domésticas las presentaban los varones. Como en todos los casos de malos tratos, se estima que el porcentaje de denuncias es mucho menor que el número real de víctimas. Son más numerosas las agresiones sufridas entre personas que conviven en pareja -un 5,5 por ciento- que entre los matrimonios -cerca de 1,7 por ciento-, teniendo en cuenta que en la primera situación se encuentran la mayoría de los jóvenes, entre los que es más frecuente la violencia conyugal. Con mucha frecuencia, antes de estas agresiones, uno o dos de los enfrentados había consumido alcohol o drogas. Los hombres, la mayoría entre los 50 y 70 años, se enfrentan a dos dificultades a la hora de denunciar: la primera es demostrar su condición de agredido -deben enfrentarse al miedo al ridículo y al escepticismo de la sociedad- y la segunda es la protección de los niños, para evitar que se conviertan en nuevas víctimas. Contrariamente a lo que podría parecer, el 53 por ciento de los maltratadores de niños españoles son sus madres (solo un 1,4 por ciento no biológicas), es decir, una mujer de bajo o nulo nivel de estudios, desempleada, sana mental y físicamente, consumidora de alcohol y/o drogas, vecina conflictiva, sin antecedentes penales y que no necesariamente es maltratada por su pareja aunque ha presenciado escenas de violencia en su infancia. El 40 por ciento de los niños que son testigos de la violencia conyugal se convierten de mayores en agresores o víctimas de maltrato, y pueden sufrir daños psíquicos graves.