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MÉXICO

Estados Unidos y Venezuela mueven los hilos tras la discordia mexicana

Por Luis Miguel L. FarracesTiempo de lectura3 min
Internacional03-12-2006

La polémica está servida en México. Desde hace prácticamente cinco meses el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador, intenta paralizar el país tras los comicios ganados oficialmente el pasado julio por el aspirante del Partido de Acción Nacional (PAN) Felipe Calderón. Desde entonces, las huelgas, los desplantes, las movilizaciones masivas y la desobediencia civil han estado a la orden del día, pero es necesario mirar más allá y analizar quién mueve los hilos en el asunto.

No resulta difícil para nadie, a día de hoy, señalar geopolíticamente a los dos países que priorizan más la resolución del conflicto mexicano para satisfacer deseos y necesidades propias. Y es que el país se ha convertido en un nuevo campo de batalla indirecto entre los anhelos bolivarianos de la Venezuela de Hugo Chávez y los intereses socioeconómicos de Estados Unidos. Más allá de la rumorología, la primera prueba de la relación entre Chávez y el candidato peerredista Andrés Manuel López Obrador se encuentra en su común ideología tendiente a la extrema izquierda (alejada de la socialdemocracia europea), su animadversión hacia Washington y la actitud mesiánica que ambos dirigentes adoptan hacia sus correligionarios. La mano de Venezuela Pero si se buscan enlaces más concretos, los hay. En plena campaña electoral, allá por marzo de este mismo año, el presidente venezolano irrumpió en los medios de comunicación denunciando el spot televisivo del PAN: “La derecha mexicana está utilizando la televisión para tratar de frenar el ascenso de la izquierda mexicana y de su candidato Andrés Manuel López Obrador.” La cuña televisiva de la discordia apuntaba a una relación directa entre Chávez y López Obrador, algo que no ha pasado desapercibido para la clase política mexicana. El líder del malogrado Partido de la Revolución Institucional (PRI), Roberto Madrazo, fue el más claro en aclarar estos nexos: “Chávez quiere intervenir en el proceso electoral, como lo hace en Ecuador y Bolivia, no tengo dudas. Sus funcionarios ya han entrado en contacto con López Obrador. Él y Chávez tienen muchas similitudes. Veo un autoritarismo en ambos, una posición irreductible como poseedores de la verdad absoluta; una confrontación permanente con el capital, una política social asistencialista y una falta de respeto a la legalidad" Además, también a principios del pasado marzo, el diario méxicano Crónica denunció la presencia de células chavistas afines al PRD para extender en el país la ideología bolivariana. Estas acusaciones, lejos de ser desmentidas pacíficamente, desembocaron en manifestaciones violentas repletas de amenazas contra el rotativo que además culminaron con el reparto de ejemplares de La Voz Bolivariana. La sombra de Estados Unidos Es evidente que Chávez, en su intento de crear en Sudamérica una entidad de presión frente a Estados Unidos, debe mirar con deseo el hecho de poder controlar en cierta medida los designio políticos de un país vecino al de su archienemigo George W. Bush como es México. Allí, a la par que poder utilizar el petróleo como lobby, podría amenazar con dejar que las oleadas migratorias hacia Texas campen a sus anchas sin control gubernamental alguno, un tema que preocupa mucho en Washington. Por ello, también es evidente que la Administración Bush se ha alineado con el oficialmente presidente mexicano, Felipe Calderón. Es bastante significativo que un estadounidense como Dick Morris (asesor de Bill Clinton en su reelección de 1996 y de varios senadores norteamericanos) sea uno de los pilares en los que la campaña del candidato del PAN se ha basado. Desde su posición, Morris ha intentado alarmar a sus compatriotas mediante un artículo en la prensa de lo que está en juego en el país vecino: "podría ser la pieza final en su gran plan para arrodillar a Estados Unidos ante la nuevamente resurgente izquierda latinoamericana. ¿Creen que tenemos problemas de seguridad ahora, con Vicente Fox encabezando a México? Sólo esperen hasta que tengamos una frontera de 2.000 millas con un amigo de Chávez y Castro. México y Venezuela nos exportan unos cuatro millones de barriles de petróleo. Con ambos países en manos de izquierdistas la oportunidad de tener de rehén a Washington será extraordinaria". Por último, el asesor norteamericano quiso defender la independencia de su protegido: “El candidato del PAN no será ningún títere de Estados Unidos, está plenamente comprometido con la economía del libre mercado y desea una relación cercana con nuestro país. López Obrador sería parte de la nueva izquierda anti estadounidense de América Latina.”