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ETA

Batasuna pide al Gobierno que interceda y frene las "agresiones judiciales"

Fotografía
Por Antonio PérezTiempo de lectura3 min
España12-11-2006

Después de los incidentes de kale borroka más graves desde el anuncio del alto el fuego de la banda terrorista ETA, Batasuna se muestra dispuesta a ir “pueblo por pueblo” tratando de desactivar la violencia callejera si, a cambio, la Justicia española se muestra más flexible con la izquierda abertzale.

El recrudecimiento de la kale borroka durante los últimos días ha calentado aún más el escenario político en el que se desarrolla el denominado “proceso de paz”. Los diversos incidentes registrados y, principalmente, el hecho de que varios encapuchados agredieran a dos policías municipales y les rociaran –a uno con spray y a otro con gasolina- con la intención de quemarlos, ha hecho que salten todas las alarmas. Poco antes de los incidentes, que se han mantenido en los días posteriores con manifestaciones a favor de la autodeterminación del País Vasco y como protesta por la sentencia contra el etarra De Juana Chaos, Batasuna había asegurado que ETA había dado “muestras fehacientes” de querer buscar “una solución democrática al conflicto”. El portavoz de la formación ilegalizada, Arnaldo Otegi, añadía además –en referencia a los incidentes de kale borroka- que Batasuna se comprometía a ir “pueblo por pueblo” para tratar de evitar la violencia callejera si tanto el PSOE como el Partido Nacionalista Vasco (PNV) trabajaran para que cesen las “agresiones judiciales” y finalicen las detenciones a miembros de la izquierda abertzale. En este sentido, Otegi considera que no se puede llevar a cabo un proceso político porque, a su juicio, una de las partes está siendo agredida “de manera permanente” y no hay igualdad de condiciones para establecer un diálogo. La respuesta del Ejecutivo no se hizo esperar. La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, afirmó que el Ejecutivo no aceptará “intimidaciones ni chantajes” y que se mantendrá firme en las reglas marcadas (es decir, el fin de todo tipo de violencia para que el proceso avance). Exactamente con las mismas palabras le respondieron desde Batasuna, que aseguraron que tampoco admitirán tutelas en el diálogo. En la enésima crisis del “proceso de paz”, el entorno de ETA y Batasuna mantiene su pulso al Gobierno central, especialmente después de la huelga de hambre de De Juana Chaos, que se ha convertido en una suerte de icono para la izquierda radical vasca. Desde el pasado agosto los disturbios callejeros han ido cobrando protagonismo hasta volver a los niveles, en algunos casos, de antes de la tregua anunciada por la banda terrorista. Otegi: “La pelota no está en el tejado de ETA ni en el de la kale borroka" La petición de que los jueces y magistrados tengan en cuenta las circunstancias actuales –ya solicitado en su día por la Fiscalía General del Estado- se exige en un momento en el que se encuentran estancadas las conversaciones para comenzar con una mesa de partidos que proponga soluciones democráticas al conflicto del País Vasco, precisamente por la nueva ola de altercados en las calles de Euskadi. Es un círculo vicioso en el que, tanto Gobierno como ETA y su entorno se exigen mutuamente no tutelar el proceso y asumir los compromisos adquiridos. Por este motivo Otegi ahondó en este sentido en la última –y multitudinaria- manifestación a favor de la autodeterminación celebrada en Bilbao. Según el líder abertzale, “la pelota no está ni en el tejado de ETA ni en el de la kale borroka”, sino en los partidos políticos y en el Ejecutivo que, desde su punto de vista, tienen que “cesar sus agresiones” contra la izquierda abertzale. En definitiva, en un país en el que la separación de poderes es uno de los pilares del Estado de Derecho, unos exigen a otros que respeten la ley y otros piden que el Ejecutivo y los partidos políticos intercedan ante la Justicia para que sea más comprensiva. Una vez más –y mientras no se alcance un acuerdo de mínimos, un punto de partida común-, y al menos de momento, el proceso de paz sigue pareciéndose a un pez que no puede dejar de morderse la cola.