HUNGRÍA
Nuevas protestas contra el Gobierno desembocan en graves incidentes
Por Luis Miguel L. Farraces3 min
Internacional29-10-2006
Hungría celebraba la pasada semana el 50 aniversario del famoso levantamiento popular contra el dominio de la Unión Soviética de 1956. Unas celebraciones que quedaron enturbiadas por graves incidentes, en una de las marchas conmemorativas, entre los manifestantes y la Policía. Y es que la tensión desatada entre el Gobierno y los ciudadanos a raíz de la difusión de la polémica grabación del primer ministro en la que admitía haber mentido al electorado en las últimas elecciones, no cesa.
Una vez más la céntrica plaza de Kossuth, en Budapest, fue escenario de protestas contra el primer ministro, Ferenc Gyursany. Las pacíficas manifestaciones que recordaban los 50 años del levantamiento húngaro contra la Unión Soviética se tornaron batalla campal cuando las Fuerzas de Seguridad decidieron desalojar el lugar. Al parecer, a sabiendas de que los manifestantes utilizarían los actos de conmemoración para exigir la disolución del Gobierno, la Policía llegó a un acuerdo con los mismos según el cual se establecerían controles en los accesos a la plaza para garantizar la seguridad. Pero la afluencia masiva a las protestas desbordó a los agentes desplegados, que al ver que no podían ejercer los controles pactados, procedió a desalojar la zona con gases lacrimógenos, balas de goma y cañones de agua. En respuesta, los manifestantes, que el día anterior habían hecho un llamamiento a la resistencia contra la represión policial, asaltaron un tanque de exhibición, engalanado para las celebraciones, y lo dirigieron contra la Policía. La plaza de Kossouth se transformó entonces en un campo de batalla. Pese a la tensión reinante en el país, los medios húngaros destacaron que sólo unos pocos de los 2.000 manifestantes se enfrentaron con los agentes de seguridad. Dos personas, eso sí, fueron detenidas. El descontento generalizado de los ciudadanos con el Gobierno comenzó hace aproximadamente un mes, cuando la radio pública del país emitió una grabación en la que Gyurcsany y sus colegas de Gobierno admitían haber mentido en los índices económicos del país para ganar así las últimas elecciones. En la grabación se ponía de manifiesto la grave crisis económica que sufre Hungría y que ha llevado al Ejecutivo a establecer nuevos impuestos y subir los ya existentes. La difusión de las declaraciones de los ministros desencadenó protestas multitudinarias en todo el país. Los rumores apuntan a que fue el propio primer ministro el que filtró la grabación para concienciar al país de lo necesario y urgente de sus polémicas reformas fiscales, pero aún se trata de meras especulaciones. 50 años del levantamiento contra la URSS Más de 50 delegaciones extranjeras se dieron cita la pasada semana en Budapest para conmemorar el levantamiento contra el poder soviético sobre Hungría en 1956. Una insurrección popular que tuvo su germen en una revuelta estudiantil contra el gobierno filoestalinista, títere de la URSS, que marcharía por el centro de Budapest mientras espontáneamente se unían a ella cientos de ciudadanos. La comitiva llegaría hasta las puertas de la sede de la radio pública para exigir la emisión de sus demandas políticas. Pero lejos de conseguir tal objetivo, la policía política comunista abriría fuego contra los manifestantes desde el edificio, un hecho que generó inmediatamente numerosos desordenes e incidentes violentos por todo el país. Los revolucionarios más extremistas comenzarían a ejecutar públicamente a diferentes personalidades prosoviéticas, mientras los presos políticos fueron liberados. Además, se nombró un nuevo gobierno que ordenó la disolución de la policía estalinista y la retirada del país del Pacto de Varsovia para así comenzar una transición a la democracia. Pero el nuevo orden establecido duraría muy poco, ya que el sueño húngaro sólo duró desde el 23 de octubre hasta el 10 de noviembre, cuando las tropas del Pacto de Varsovia se hicieron con el control total del país, cancelando todas las reformas. La persecución y los arrestos masivos llevaron a más de 200.000 ciudadanos al exilio. Hungría seguiría en la órbita de la URSS hasta su disolución.