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BÉLGICA

Las municipales del país confirman el ascenso de la ultraderecha europea

Por Luis Miguel L. FarracesTiempo de lectura2 min
Internacional15-10-2006

La extrema derecha despierta poco a poco de su letargo en Europa central. La última prueba de ello llega desde Bélgica, más concretamente de la región de Flandes, donde el partido xenófobo Vlaams Belang vio la semana pasada como continúa su tendencia ascendente en las elecciones municipales del país. Su discurso defiende, entre otros aspectos, una feroz contención de la inmigración.

El periódico flamenco De Morgen titulaba a pocos días de las municipales belgas: “Toda Europa tiene los ojos puestos en Amberes.” Aunque quizás algo exagerada, la cita encerraba en sí la creciente preocupación de los políticos europeos por el ascenso de la ultraderecha, una opción política que en el año 2000 fue la más votada en la capital de la región de Flandes. El partido nacionalista flamenco, xenófobo y de tendencia ultraderechista Vlaams Belang, confirmaba los peores temores de los líderes del país revalidando y ampliando sus éxitos en los comicios de la pasada semana. Y es que pese a que los resultados del VB se estancaron en Amberes, donde ha dejado de ser la primera fuerza política en favor del Partido Socialista, éstos registraron una fuerte subida respecto a los últimos comicios municipales en el resto de la región, incrementando su presencia en la mayoría de ayuntamientos y conviertiéndose en la fuerza más votada en la ciudad de Schoten, de 30.000 habitantes. Este hecho, sumado a una tímida tendencia ascendente del también xenófobo Frente Nacional, de la región francófona de Valonia, ha reabierto en el país y en todo el continente el debate acerca de cómo contener el poder creciente de la extrema derecha. Y es que el caso del VB llega después de que el pasado 1 de octubre los dos partidos austriacos de extrema derecha sumaran el 15 por ciento de los votos, cediendo algo del terreno, eso sí, que les permitió en las anteriores elecciones formar parte del Gobierno del país como socio minoritario. El caso de Austria completa un crudo plantel formado por Francia, donde se estima que el ya famoso Jean Marie Le Pen alcanzará entre el 10 y el 15 por ciento de los sufragios en los próximos comicios nacionales; Dinamarca, donde el Partido Popular danés forma parte de la mayoría parlamentaria, aunque no está en el Ejecutivo; Polonia, donde la ultraconservadora Liga de las Familias es socia del Gobierno y Eslovaquia, donde el antihúngaro y antigitano Partido Nacionalista Eslovaco se convirtió en el mes de junio en el tercer partido más votado del país con el 11,73 por ciento de votos. Contener a la ultraderecha La fórmula adoptada por los partidos belgas para contener el ascenso de la ultraderecha consiste en el llamado “cordón sanitario” que exhorta a los principales partidos del país a pactar entre sí en el caso de que fuera posible que la ultraderecha entrara en el Gobierno. Una táctica que, viendo objetivamente la progresión del VB en los últimos años, ha fracasado. La imagen de eterna oposición y sobre todo, la falta de desgaste típica de los partidos que alcanzan el poder, ha permitido a los ultraderechistas ganar afectos. Por ello, son cada vez más los políticos que piensan que es necesario revisar esos acuerdos para permitir al VB entrar en el ejecutivo y que así se queme desde dentro.