ETA
Zapatero imprime una nueva marcha al proceso para evitar su estancamiento
Por Antonio Pérez3 min
España07-10-2006
El Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, quiere poner fin al estancamiento en el que se encuentran las negociaciones. Por ello, en los últimos días ha imprimido una marcha más la sitaución que pasa por que el conflicto entre en una dimensión internacional y se promueva la denominada “mesa de partidos”, eso sí, con Batasuna aceptando la Ley de Partidos.
Después del parón estival y tras varios intentos de la izquierda abertzale para seguir adelante con el llamado “proceso de paz”, el Gobierno ha decidido ir más allá en su estrategia y retomar el debate con una mayor profundidad. Las negociaciones estaban sufriendo un retroceso desde agosto y, de hecho, aún no se ha producido la reunión del Ejecutivo con los portavoces de los distintos grupos del Congreso. Al final del verano tuvieron lugar también algunas advertencias por parte de Batasuna y de la propia banda terrorista ETA, que afirmó en el diario Gara que el proceso estaba estancado desde su punto de vista, por la falta de asunción de compromisos por parte del Ejecutivo. Por otra parte, la incursión de tres encapuchados durante el día del Guerrero Vasco, en el que se aseguró en nombre de ETA que seguirían luchando hasta el final por la autodeterminación, ha propiciado un panorama aún más crispado. Desde entonces se han venido recrudeciendo tanto los actos de kale borroka tanto en el País Vasco como en la vecina Navarra, donde los juzgados de Tudela fueron atacados con cócteles molotov el pasado fin de semana. Además, la violencia callejera no ha sido el único modo en los que los simpatizantes de Batasuna se han hecho notar. Los líderes del partido ilegalizado volvieron a salir a la calle, junto a miles de personas, para rendir homenaje al etarra preso Iñaki de Juana Chaos, que lleva más de 60 días en huelga de hambre y que tuvo que ser ingresado en el hospital 12 de octubre de Madrid para evitar su desnutrición. La estrategia del Gobierno Tras los distintos ultimatums lanzados desde el entorno de ETA, el Gobierno ha tomado cartas en el asunto y ha vuelto a poner el debate sobre el proceso en el primer punto del orden del día. Por eso ha apoyado la internacionalización del conflicto por medio de la visita del premier británico, Tony Blair, a España, en la que ha mostrado su apoyo al Ejecutivo y en la que ha recomendado a Rodríguez Zapatero constancia y firmeza. Su opinión cobra un especial sentido debido al proceso de paz que su gobierno dirigió para acabar con el terrorismo en Irlanda del Norte. Del mismo modo, y de manera paralela, las negociaciones también serán debatidas en el seno de la Unión Europea, en el Parlamento Europeo. En esta sede tendrá lugar, a finales del presente mes, una contraposición de ideas en las que el Gobierno pretende obtener el aval internacional para seguir adelante con su postura. Tanto los socialistas como los populares trabajarán duro estas semanas para que sus diferentes puntos de vista queden también reflejados en la cámara de los Veinticinco. En un terreno más práctico, algunos medios de comunicación noruegos se han hecho eco de que el Gobierno de Zapatero y la banda terrorista podrían estar planeando contactos en un lugar cercano a Oslo y que esas negociaciones estarían siendo apoyadas por el Gobierno noruego, algo que ha negado el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Con el paso de sacar fuera de las fronteras españolas el conflicto, ETA ve cumplido uno de sus objetivos, pero no el único. Otra de las bases que afianzan el eventual proceso es precisamente la “mesa de partidos”, que sentaría a las principales fuerzas con el objetivo de negociar una solución política al conflicto. A pesar de que el debate sobre su futura creación ha regresado con fuerza a la opinión pública, el Gobierno mantiene, tal y como afirmó la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, que “sólo se puede hacer política con y desde la legalidad”. Esta postura implica necesariamente que Batasuna cumpla con la Ley de Partidos y renuncie expresamente a la violencia, algo que la izquierda abertzale pretende evitar.