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TOROS

Un torero llamado José Manuel Mas

Por Almudena HernándezTiempo de lectura1 min
Espectáculos30-09-2006

Habría que recuperar estas jornadas maratónicas de toros por la mañana y toros por la tarde, como se hacía antaño, antes de que se inventara aquello de la media corrida de seis astados. Y habría que recuperarlo no para sufrir el sopor de un festejo aburrido como al que estamos últimamente acostumbrados en Madrid, sino para recuperar la ilusión de la mano de las nuevas generaciones.

A primera vista, José Manuel Mas es un chico tímido, quizás por lo prudente, reflexivo y correcto que desea ser. Pero cuando se viste de torero, aunque sea de corto, José Manuel Mas apunta tan lejos que si no sufre demasiados altercados profesionales llegará a ser uno de los nombres que dominen el escalafón en los años venideros. Tiempo al tiempo. De momento ya ha avisado de ello y ha sido en la mismísima plaza de toros de Madrid, un coso que siempre da respeto donde el miedo escénico es aún más amenazador contra los toreros jóvenes. Fue el pasado sábado 30 de septiembre, en una novillada sin picadores matinal que sirvió de examen final para los alumnos más aventajados de la Escuela de Tauromaquia de Madrid. Mas, vestido de azul y oro, desorejó a su segundo novillo, tras una faena de muletazos largos y sentidos. Su actuación ha estado aderezada por un amplio repertorio capotero lo que ha ido sumando puntos para lograr los dos apéndices y poder tener así el pasaporte para salir en hombros del coso. Le ha acompañado Carlos Guzmán, que ha cortado una oreja tras cada una de sus faenas. Brilló especialmente con las banderillas. José Miguel Navarro también obtuvo un trofeo, a pesar de topar con el peor lote. Cortó una oreja a un novillo que tenía muy escondida la bravura, si es que la bravura se puede esconder. Los tres, cada uno en su concepto, demostraron que los toros y la diversión no son incompatibles en los tiempos que vivimos. Ya se encargarán otros de demostrar lo contrario.