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SEIS MESES DE ALTO EL FUEGO

El Gobierno mantiene la esperanza de ver el fin del terrorismo

Fotografía
Por Antonio PérezTiempo de lectura4 min
España24-09-2006

Seis meses desde la declaración del alto el fuego y tres años sin víctimas mortales son las bazas fuertes del Ejecutivo para mantener su confianza en el proceso, a pesar de las últimas declaraciones y el resurgimiento de la kale borroka.

Desde la declaración aprobada en el Congreso de los Diputados en el 2005 el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero puso las cartas sobre la mesa. Apoyaban la negociación con ETA en un escenario en el que la violencia no estuviera presente. Aquel gesto, que contó con el apoyo de todos los grupos parlamentarios con la excepción del Partido Popular inició un proceso que, tanto desde el Gobierno como desde la banda terrorista ha tenido diversas manifestaciones. En aquel texto se tendía la mano a una solución al conflicto del País Vasco después de dos años sin víctimas mortales y tras varios golpes policiales que habían puesto las cosas complicadas para la banda. El primer paso, en principio, sería el encauzamiento de las reivindicaciones de la izquierda abertzale. Ya antes, de la mano del portavoz de Batasuna Arnaldo Otegi en el velódromo de Anoeta, se había dado a entender a la opinión pública que los fieles a la banda estaban dispuestos a cambiar de postura para participar en el sistema democrático. El siguiente paso lo da ETA, al anunciar por sorpresa un “alto el fuego permanente” a partir del pasado 24 de marzo asegurando que “la superación del conflicto, aquí y ahora, es posible”. Con esperanza, pero con mucha cautela, el Ejecutivo y el presidente del Gobierno aceptan el envite no sin antes emplazar a la prudencia y advertir que se tratará de un camino “largo y difícil”. Al mismo tiempo que se preparan diversas reuniones para comenzar el proceso, tienen lugar tanto actos de kale borroka como detenciones de miembros de la banda. Poco después sale a la luz pública que determinados empresarios vascos siguen recibiendo amenazas para que abonen el denominado “impuesto revolucionario”, que sirve, en principio, para apoyar las finanzas de la banda. Del mismo modo, se conocen la venta de papeletas con el mismo objetivo. UN VERANO SIN TREGUA En el ruedo político, el PP se opone a la negociación y acusa al Ejecutivo de rendirse ante los terroristas. No son los únicos. También la Asociación de Víctimas del Terrorismo sale a la calle para pedir al gobierno que no dialogue con ETA. Sin embargo, el resto de los partidos apoyan la labor del Ejecutivo, que ya en junio pasado anuncia el inicio del diálogo con la banda terrorista y asegura que el Estado no pagará ningún “precio político” por el fin del terrorismo. Además, se muestra reticente a aportar datos sobre la negociación, a pesar de que la izquierda abertzale comienza a mostrar públicamente los posibles obstáculos del proceso y amenaza con romper el pacto si no se alcanzan pactos en un breve periodo de tiempo. El verano, lejos de suavizar la tensión acumulada y propiciar un mejor terreno para el entendimiento, sirve para que se mantenga una tensión entre los simpatizantes de la banda y el poder judicial, debido a la convocatoria de diversas manifestaciones a favor de la autodeterminación. Tampoco será el último roce porque, además de las causas pendientes de distintos líderes abertzales, la Audiencia Nacional se convierte en un espejo de lo que opinan algunos miembros etarras sobre el proceso, tal y como ocurrió en el juicio por la muerte del concejal Miguel Ángel Blanco, donde familiares de la víctima y el acusado, Txapote llegaron a encararse e insultarse. Oficialmente, la banda terrorista anunció en agosto que el proceso se encuentra en crisis al entender que existen ataques contra el País Vasco. Poco después se produjo un rebrote de la kale borroka, coincidiendo además con el anuncio de Rodríguez Zapatero, que asegura que en las próximas semanas se iniciarán las negociaciones con la banda. A pesar de esto, y con motivo de Gudari Eguna (Día del Guerrero Vasco), tres encapuchados que afirmaron hablar con nombre de ETA llegaron a manifestar que “la lucha no es el pasado, sino el presente y el futuro” y advirtieron –tal y como publica el diario Gara- que estaban dispuestos a seguir “con las armas en la mano” hasta conseguir la independiencia del País Vasco. Este hecho podría suponer la dificultad para llevar a cabo el proceso o la existencia de fisuras en el entramado etarra. Desde el Ejecutivo se respondió haciendo referencia a los últimos actos de violencia callejera, el presidente se mostró firme al afirmar que “la paz es incompatible con la violencia de cualquier tipo” y al advertir que se precisa firmeza y cumplir las reglas del juego –“legalidad y paz”- para llegar a una solución consensuada. Del mismo modo, instó “a los que se denominan izquierda abertzale” a que hagan “política y nada más que política”.