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HUNGRÍA

Disturbios y detenciones por la confesión del primer ministro húngaro

Por Marta Aguilera JiménezTiempo de lectura3 min
Internacional24-09-2006

La filtración de una grabación en la que el primer ministro húngaro, Ferenc Gyurcsany, reconocía haber mentido al país sobre su situación económica para ganar las elecciones celebradas el pasado mes de abril ha provocado una semana llena de altercados y manifestaciones entre la población.

Más de 6.000 personas se manifestaron de forma pacífica ante el Parlamento húngaro en Budapest para reclamar la dimisión del primer ministro, Ferenc Gyurcsany. Aunque los disturbios van perdiendo intensidad, han sido los protagonistas de una semana de violencia en Budapest. Los manifestantes se congregaron en la plaza Kossuth, frente al Parlamento donde coreaban lemas contra el Gobierno y alzaban banderas húngaras. Una de las iniciativas de los manifestantes era permitir a cualquiera que quisiera arengar a los congregados un sitio en el escenario de la plaza. Algunos de los que tomaron la palabra sobre el escenario pidieron la restauración de la monarquía en el país, mientras que otros enfatizaron el carácter pacífico de la protesta y pidieron a los presentes actuar con responsabilidad, según informaciones de Efe. A los actos también acudieron destacados escritores, periodistas e intelectuales de la derecha húngara que tampoco perdieron ocasión para hablar a los congregados y exigir la dimisión del Gobierno y la convocatoria de elecciones anticipadas. Budapest dejó de ser un lugar pacífico para dar paso a multitud de actos violentos protagonizados por medio millar manifestantes que destrozaron escaparates y prendieron fuego a automóviles en la plaza Blaha Lujza, en el centro de la ciudad. Mientras, las Fuerzas de Seguridad les controlaban con gas lacrimógeno y agua a presión. Consecuencias La Policía húngara ya ha anunciado que aplicará la máxima dureza contra los radicales que utilizaron la violencia en las calles de la capital húngara, tras una contundente actuación la madrugada del viernes en la que fueron detenidos 60 manifestantes y otros 17 resultaron heridos. La Comisaría de Policía de la capital ha colgado en Internet algunas de las fotos de los supuestos cabecillas que están detrás de los incidentes como medio para facilitar su localización. Además, los casi 200 radicales detenidos se enfrentarán a penas de hasta cinco años de cárcel, según han asegurado fuentes de la Fiscalía húngara. Además, la Policía ha recurrido a la última tecnología para poder atajar la oleada de violencia, interceptando correos electrónicos y mensajes de texto de móviles para localizar a los implicados en los incidentes, según la prensa húngara. Reacciones políticas El primer ministro húngaro convocó el pasado jueves a todos los partidos del Parlamento para poner fin a las jornadas de protestas que han sacudido a la capital, pero la oposición rechazó la oferta pues considera “ilegítimo” el Gobierno desde que el primer ministro reconociera haber mentido al país durante años sobre la situación económica. Por su parte, el portavoz del partido Fidesz, Peter Szijjárto, se mostró dispuesto a acudir a una reunión con el presidente de la república y con el presidente del Parlamento. El líder conservador Viktor Orbán declaró el pasado jueves en una entrevista al canal de televisión RTL Club, que después de las elecciones locales del 1 de octubre, que valoró como un plebiscito sobre la gestión de Gyurcsany, se deberá formar un nuevo gobierno formado “no por políticos, sino por especialistas profesionales”. Además, el ex primer ministro conservador cree que Gyurcsany tendrá que dimitir después de los comicios locales porque sufrirá un varapalo en las urnas. “El pueblo en el momento de votar sabrá qué es lo que tiene que hacer” y rechazará la política del actual Gobierno dirigido por un primer ministro que “tendrá que ser procesado por haber falsificado datos que tienen que presentarse oficialmente”.