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BOLIVIA

La diplomacia española se muestra inefectiva ante el trato a Repsol YPF

Por Javier de la FuenteTiempo de lectura1 min
Economía02-09-2006

El principal papel del Gobierno de España en el conflicto con Bolivia consiste en defender los intereses de las compañías españolas. José Luis Rodríguez Zapatero nunca ha ocultado su admiración por el presidente boliviano, Evo Morales. Su amistad ha ido creciendo a medida que incrementaba la presión a las empresas españolas que operan el país andino.

Aunque, como en la vida misma, hay amigos... y amigos de los que se cuentan con los dedos de la mano. A los primeros se les suele ver los fines de semana y de vez en cuando se habla con ellos por teléfono, aunque las conversaciones siempre son banales. Los gobiernos español y boliviano son de los que también mantienen charlas telefónicas de vez en cuando. La última se ha producido entre la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y su homólogo andino, Álvaro García Linera. Tendría que haber sido una llamada en la que, en tono amistoso, se hubiera debatido sobre la situación preocupante en la que se encuentran los intereses españoles en Bolivia. De tono amistoso estuvo cargada. Pero de nada más. La petrolera hispano-argentina Repsol YPF ha estado sometida a un acoso implacable desde que el Gobierno del ex líder cocalero asumiera el poder. Lo último ha sido un registro a las oficinas de la filial de la compañía en el país, Andina. Dicha acción ha sido calificada por la compañía de injustificada. La petrolera está planteándose denunciar la persecución a los tribunales. Mientras, el Gobierno boliviano ha asegurado al español su intención de que la petrolera continúe en el país, aunque no ha matizado si ejercitando su derecho a extraer el petróleo o bien con una presencia simbólica, es decir, que se Repsol se marche pero que deje las infraestructuras que ha levantado. Ambos estados han acordado mantener un diálogo “fluido” para seguir “de cerca” la situación de las empresas españolas en Bolivia. Para interés de las compañías españolas, en estas conversaciones el tono del Gobierno español debería cambiar.