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RELACIONES EXTERIORES

El conflicto de Líbano pone a prueba la política exterior de Zapatero

Fotografía
Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España21-07-2006

Del tradicional pañuelo palestino, al rechazo por los secuestros perpetrados por Hamas y Hezbulá. De la defensa de una “posición neutral” ante el conflicto en Oriente Próximo, a una manifestación en Madrid en protesta por el “uso abusivo de la fuerza” de Israel. En tan sólo 24 horas, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero experimentó la dificultad que entraña en ocasiones llevar a cabo de manera práctica su Alianza de Civilizaciones. La escalada de violencia entre árabes y judíos están siendo una prueba de ello.

Cerca de 4.000 jóvenes procedentes de 98 países escucharon las palabras del líder del Ejecutivo con motivo del Festival Internacional de las Juventudes Socialistas celebrado en Alicante. Durante su intervención, Zapatero traspasó las fronteras españolas e hizo un exhaustivo repaso a la actualidad global . La palabra “paz” estuvo presente en todas sus reflexiones, pero el discurso del mandatario español no estuvo exento de dardos y mensajes para todos los gustos. Entre otros aspectos, apostó por el equilibrio entre el “proteccionismo” y el “liberalismo” en Latinoamérica, destacó la amenaza de los neoconservadores en EE.UU, e incluso recordó y criticó la guerra de Iraq. Se preguntó por “las voces que en su día defendieron la invasión” y aseguró que “los misiles no son el camino para extender la democracia“. No obstante, Zapatero mostró un especial énfasis a la hora de abordar la situación en Oriente Próximo. Comenzó rompiendo una lanza en favor de Israel al condenar “cualquier tipo de violencia” y rechazar los secuestros de soldados hebreos llevados a cabo por la guerrilla palestina de Hamas y la libanesa de Hezbulá. Sin embargo esta fue de las pocas concesiones que el líder socialista mostró con el Gobierno israelí. En el resto de su exposición Zapatero fue más allá del discurso oficial de la Unión Europea o de la ONU y lanzó la exigencia de que “nadie se defienda con una fuerza abusiva que no permita defender a los seres humanos inocentes”. Además mostró su preocupación ante la indiferencia mostrada por diversas instituciones ya que, según dijo, “los silencios de hoy ante lo que ocurre en Oriente Próximo pueden ser arrepentimientos mañana“. Distinta es la opinión del ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos. Paralelamente a las palabras de Zapatero, Moratinos no dudaba en señalar a Hamas y Hezbulá como “culpables de la crisis“ y Manifestar su confianza en la “legalidad internacional“ como vía para frenar la escalada de violencia. Esta falta de coordinación entre el Ejecutivo socialista se confirmó al día siguiente, cuando el PSOE convocó junto a IU una manifestación en Madrid bajo el lema, “Contra la guerra y la ocupación. Paz en Oriente Próximo”. En la marcha se pudieron leer y escuchar consignas como “Israel genocida” o “solidaridad con el pueblo palestino”. Estos movimientos además de generar el rechazo de la oposición, no sentaron nada bien entre las instituciones judías. Críticas de Israel Pero la mecha del fuego entre el Ejecutivo español y el hebreo ya la había encendido antes el propio Zapatero, no sólo con sus palabras sino también por posar con la kefiya, (el tradicional pañuelo palestino) al término de su mitin en Alicante. Esto llevó al embajador de Israel en España a reconocer que las relaciones entre ambos países “no pasan por su mejor momento“ al tiempo que el régimen sirio aplaudía el gesto. Otro destacado miembro de la delegación judía criticó la actitud de Zapatero lo que provocó la defensa airada de Moratinos. El titular de Exteriores reprochó a su colega diplomático el hecho de las críticas al Gobierno israelí se confundan con “antisemitismo“. Con todo, aún fue necesaria una tercera declaración para dejar clara la postura oficial del Gobierno español en relación a la crisis que vive Oriente Próximo. Esta nueva intervención corrió a cargo de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, quien quiso zanjar definitivamente la polémica con unas palabras medidas y equilibradas. “Condenamos sin paliativos la violencia de Hamas y Hezbolá, y por su puesto hemos exigido el cese inmediato de toda agresión armada de Israel”, explicó De la Vega. De este modo la vicepresidenta ponía punto y final a 24 horas de gestos y manifestaciones que no sólo alejaron al Gobierno de la postura de “neutralidad” que promulga para con Oriente Próximo sino que decantó la posición del Ejecutivo al margen de la Unión Europea respecto a dos bloques cada vez más definidos.