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MÉXICO

Calderón gana, por muy poco, las elecciones presidenciales

Fotografía El nuevo presidente de la República de México celebra la victoria

El nuevo presidente de la República de México celebra la victoria

Por Berta PardalTiempo de lectura2 min
Internacional09-07-2006

Calderón ha sido el favorito. Así lo confirmaba el resultado de las elecciones presidenciales de México. En los comicios votaron 41,7 millones de personas, más de 58,8 por ciento de los empadronados y frente al 35,31 por ciento (14,7 millones de votos) del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, Calderón alcanzaba el 35,89 por ciento (15,2 millones) de los votos. La escasa diferencia refleja un México dividido entre los que optan por la continuidad de la austeridad fiscal del hasta ahora presidente Vicente Fox y quienes buscan cambios.

Los resultados de las elecciones según los estados también hablan por sí solos. Los septentrionales se decantaron mayoritariamente por Felipe Calderón, mientras que la ciudad de México y las regiones del sur lo hicieron por López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD). La plataforma política de Obrador se centraba en la lucha contra la pobreza y la eliminación de privilegios a los empresarios. Por su parte, el candidato derechista Calderón basó su propuesta en la apertura económica, ortodoxia fiscal y combate de la pobreza. En su primera aparición pública, Calderón dejó claro su objetivo de formar un gobierno de unidad y "afrontar entre todas las fuerzas políticas y sociales" los problemas fundamentales del país: la pobreza, la corrupción y la inseguridad. Prometió crear los empleos que Fox no pudo, acelerar el crecimiento económico y negociar con el Congreso estableciendo relaciones personales con legisladores de otros partidos. Estas elecciones han supuesto también un duro golpe en el sistema electoral. La polémica sobre el recuento de votos abre la puerta a una impredecible crisis política, en especial tras la impugnación de los comicios por parte de López Obrador. Para muchos analistas, el Instituto Federal Electoral (IFE) es el responsable y su credibilidad en la forma en la que manejó el conteo de los votos está en duda. Además de la latente sospecha de manipulación, el IFE no actuó como árbitro imparcial desde el principio del proceso electoral. López Obrador exige que los más de 41 millones de votos emitidos sean contados de nuevo para verificar que no hubo maniobras que influyeran en el resultado final. Hacerlo sin una justificación legal supondría, según la autoridad electoral, la anulación de los comicios. Así, el mayor reto ahora es para el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que deberá decidir si son legales las pruebas que presente el PRD para impugnar la elección.