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FRANCIA

El nuevo Quai Branly de París expondrá las otras culturas

Por Roberto González GarcíaTiempo de lectura1 min
Cultura25-06-2006

Junto a la Torre Eiffel, Jaques Chirac llevó a cabo su sueño de crear un nuevo museo para la capital francesa. Se trata del Quai Branly, dedicado a las culturas extraeuropeas malllamadas "primitivas", puesto que son tan contemporáneas como nosotros mismos.

Este museo se ideó y se comenzó a construir en 1995, cuando Chirac llegó a la Presidencia francesa. ël se reconoce como una admirador del arte primitivo, por lo que se trata de un impulso personal para colocar a París a la cabeza de los museos etnográficos internacionales. Tras 10 años de trabajo, este museo ya ha sido inaugurado. Las obras corrieron a cargo del arquitecto Jean nouvel, encargado también de la ampliación del Reina Sofía, en Madrid, cuyas obras y deficiencias han suscitado diferentes polémicas por su mala construcción, que provocó goteras. Pero el Quai Branly aspira a representar más de 3.000 años de diferentes civilizaciones, con el objetivo de "mostrar la pluralidad de las culturas". Entre sus fondos cuenta con unas 8.000 adquisiciones recientes y unos 300.000 piezas heredadas de los antiguos museos europeos de la época colonial, un patrimonio acumulado desde el siglo XIX. El nuevo museo tiene unas ambiciones quizá excesivas para ningún Estado: representar la diversidad de las culturas y civilizaciones no occidentales de África, Asia, Oceanía y las Américas, a lo largo de unos 3.000 años de historia. Pero este proyecto también tiene ciertas críticas o despierta la controversia. El antropólogo francés Jean-Loup Amselle lo defiende con la idea de que "Si el museo consigue combatir el racismo, a través de sus manifestaciones, sus colecciones, sus trabajos, habrá cumplido su primer objetivo. Si el museo consigue convencer a sus visitantes que hay otras muchas culturas y otras formas de pensar dignas de respeto, será una gran victoria", mientras que las crítica se centran en la descontextualización de las obras, que están expuestas de una manera excesivamente occidental. Este argumento se centra en artículos sagrados aún en uso que se exponen como meras curiosidades artísticas sin informar de su contenido simbólico.